A pesar de mi bisoñez, disfruté un montón de aquel breve vuelo (era también mi primer viaje al extranjero, a finales de los 70) y sus rituales. Acostumbrado a viajar en trenes y autobuses cutres, las azafatas y la demo de seguridad eran puro glamour viajero:
“ El comandante y la tripulación les damos la bienvenida al vuelo (...) de la compañía (...) con destino Londres. La duración estimada del vuelo será de dos horas y 25 minutos. Les rogamos guarden todo su equipaje de mano en los compartimentos superiores o debajo del asiento delantero, dejando despejados el pasillo y las salidas de emergencia. Abróchense el cinturón de seguridad, mantengan el respaldo de su asiento en posición vertical y su mesita plegada. Gracias por su atención y feliz vuelo" (lo de “les recordamos que no está permitido fumar en el avión” y “por motivos de seguridad, los teléfonos móviles deberán permanecer desconectados” se añadió después, entonces muchos fumaban, pero nadie tenía móvil.
Las dos horas y media del vuelo transcurrieron en una nube, hasta que llegó el momento de la despedida:
“Señores pasajeros, dentro de cinco minutos aterrizaremos en el aeropuerto de Londres Gatwick. Por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa se apague. Por favor, comprueben que llevan consigo todo su equipaje de mano y objetos personales".
A finales de los 70, en España se viajaba poco al extranjero y no había aerolíneas de bajo coste; volar era más caro, pero también más cómodo, glamuroso y divertido. Hoy el pasajero de clase turista tiene que bregar con cuestiones como llevarse encima el bocadillo o, en los vuelos de larga distancia, realizar una tabla de ejercicios para que no se le duerman las piernas.
Beber y comer a cuenta del billete es ahora un privilegio reservado a los pasajeros de las clases preferentes: la mayoría de las compañías ha sustituido las comidas gratuitas por un menú de pago en sus vuelos de corto y medio alcance, y transitar por un aeropuerto se ha convertido en una experiencia desagradable: controles, chequeos, escáneres corporales, cinturones desabrochados, pasajeros descalzos, malos modos… A pesar de todo, me sigue gustando volar. Y siento una pequeña punzada de emoción cada vez que piso un aeropuerto.
Y a tí, ¿te gusta volar? ¿Cómo fue tu primera experiencia a bordo de un avión?
Comentarios
La primera vez que viajé en avión tuve dos sensaciones muy claras.La primera fue un sentimiento de resignación. Si se cae el avión, pues a palmar con dignidad. Todo el mundo se montaba en el avión sin miedo aparente. Pues yo igual. La procesión iba por dentro.La otra cosa que noté fue una sensación de malestar que duró todo el viaje. Un pequeño mareo, una presión en la cabeza. Luego supe que se debía a la presión que hay dentro del avión, que no se corresponde con la presión atmosférica a nivel del mar.Por lo demás, viajar en avión es agradable, siempre que el viaje acabe bien :)
La primera vez que fui en avion fue en un antiguo tupolev. Aunque hacia mucho ruido, me encanto. Los aviones hacen mucho menos ruido ahora, pero el despegue sigue siendo mi parte favorita del viaje. Y los aviones son parte de mi vida diaria. Desde 2000 la vida aeropuertaria ha cambiado muchisimo, y para lo peor. Hay menos tiempo para todo, se ha perdido el glamur y los buenos modos, se ha anadido la prisa, el estres, la agresividad. Pero sigue siendo algo especial - ver un avion despegando, todo aquel peso, en el aire, y que luego se convierte en un punto lejano en el cielo... no me cansa.
Muy buena, apludí el aterrizaje y todo el pasaje me siguió .... descubre las novias de futbolistas más ardientes en http://www.alprimertoke.com
La 1a. vez que viaje en avion fue en uno de aquellos de helice para 16 pasajeros, fue entre Porto Alegre -Brasil- y una ciudad fronteriza llamada Rivera. Era tal el viento y la tormenta que el piloto dijo bien claro: agarrense como puedan que no veo la pista!!. Y aqui estoy, vivito y coleando con millones de millas encima. No hay nada mas lindo que la espera de un viaje en el aeropuerto, confluyen muchas emociones en un clima muy especial. Aunque sea un viaje de trabajo.
Me ha encantado el post, y especialmente las fotografías. Qué nostalgia!
Coincido contigo en el destino: mi primer vuelo también fue a Londres para ir a un curso de inglés en verano. Supongo que en este destino coincidiremos la mayor parte de los españoles de nuestra generación, ya que -desafortunadamente- antes no era tan habitual esto de hacer turismo "allende los mares".
Qué sensación tan maravillosa la de flotar entre las nubes por primera vez! Quién iba a pensar en aquel momento los millones de vuelo de trabajo que me esperaban después....
viajocomprando.wordpress.com
Fuì a Alicante,me esperaban mi esposa e hijos en el aeropuerto.Lleguè el ùltimo,sudando a chorros,blanco y maldiciendome por no haber ido en coche como otras veces.El vuelo era Madrid-Alicante,y gracias a una nena de 8 años,que venia de Nueva York-Madrid-Alicante,que al verme pàlido me entretuvo jugando al parchìs.
Era pequeño, y fuimos en familia a Melilla. No recuerdo practicamente nada, pero lo que tengo claro es que los sustos y miedos han llegado al hacerme mayor; por aquel entonces me lo pasaba pipa volando.http://pasosypedales.blogspot.com.es/
Mi primera vez fue un auténtico bautismo de fuego, ya que mi destino era el Beirut de los años 90, pero antes de que acabase la guerra civil. Para ser la primera vez fue triple: Santiago de Compostela-Madrid-Amman y dos días después Beirut (no había vuelo directo Madrid-Beirut en aquellos años). No estuvo mal para ser la primera vez, mi salvación fue que mi novio era libanés y estaba acostumbrado a bregar con los distintos checkpoints (sirios y libaneses) que tuvimos que atravesar hasta salir del aeropuerto
La primera vez que viaje en avión tenía menos de 2 años y no me acuerdo, así que no cuenta. Mi primera verdadera vez fue a los veinte, cuando viajé a Barcelona procedente de Monterrey México, haciendo escala en Atlanta. Tuve muchísima suerte y en el vuelo trasatlántico me ascendieron a primera clase. Yo no tenía ni idea de como era viajar en turista y pensé que la vajilla de porcelana, la pantalla individual de t.v. y el asiento reclinable era lo normal en un avión. En el vuelo de regreso me di de bruces con la triste realidad de como viaja la clase media.
Mi primer vuelo fue un Barcelona- Valladolid en el 77 y con los 4 años recién cumplidos.Yo alucinaba de ver pasar a las azafatas ofreciéndome de todo (para una niña, fanta y patatas fritas jejeje) y yo preguntándole a mi abuela si podía o no cogerlo... Durante mucho tiempo pensé que había sido un viaje especial en tren, que era a lo que yo estaba acostumbrada. Luego he seguido viajando en avión y cada vez disfruto muchísimo del despegue y del aterrizaje, me encanta y me sigue emocionando el vuelo y el aeropuerto...
He viajado poco en avión y, aunque he hecho vuelos largos, no puedo valorar mucho la experiencia puesto que tiro de biodraminas y pastillas para dormir y así combato el jetlag. Pero sí que recuerdo, y muy bien, mis dos vuelos en helicóptero. De la primera vez tengo la imagen de una bandada de flamencos levantando el vuelo sobre una isla en medio de un rio. La segunda vez fue aún mejor ... pedí al piloto (era un vuelo de bautismo del aire) que hiciese lo que le pareciera mejor ... y fue una pasada
Aún no he tenido esa "primera vez" en un avión, pero espero que sea pronto.
En el 76 con Aviaco, Barcelona-Maó. Tan corto y encima, por turbulencias no sirvieron la bebida. Disfrute más del segundo, de la vuelta, con mejor visbilidad y reconociendo el paisaje a la llegada a BCN. En ambos casos me emocionó el momento en que el avión acelera para el despege y te quedas pegado a la butaca. Aún hoy, con los grandes aviones, me sigue impresionando.
Recuerdo la primera vez que viaje en avión, hace más de 25 años, que al aterrrizar la gente empezó a aplaudir como si les hubiera tocado el Gordo de Navidad.Al menos no era yo el único que había pasado uno de los peores ratos de mi vida.
Mi primer vuelo, bueno segundo, pero el primero era un bebé, fue también mi primer viaje a Londres. Recuerdo que disfruté cada segundo, desde el inesperado acelerón del despegue, las vistas de la ciudad iluminada de las que no pude tomar fotos porque soy un buen chico y cumplo las normas, hasta el aterrizaje. Me tocó ventanilla e hice docenas de fotos. Lo peor, la pérdida total de glamour en los vuelos ¿alguien ha visto la serie PanAm? ahora te hacen sentir un terrorista en los aeropuertos, es una sensación desagradable. A la gente que tenga miedo a volar, le aconsejo que se interese por el mundo de la aviación, por los aviones, como vuelan, a fin de cuentas los miedos se deben al desconocimiento y la sensación de falta de control.Me encanta volar. Como curiosidad me he visto trece temporadas de la serye MayDay sobre investigación de accidentes aereos... me encanta el mundo de la aviación, pero esto no ha hecho que me de miedo volar :D
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Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.