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Blogs / El Viajero
El viajero astuto
Por Isidoro Merino

¿Sigues mandando postales?

Isidoro Merino

¿Os acordáis de las tarjetas postales? Eran aquellos rectángulos de cartulina en los que se pegaban sellos y se escribía “Queridos primos: lo estamos pasando muy bien…” Qué tiempos.

Las postales eran como el ‘guasap’, el Facebook o el Instagram, pero de papel y algo más lentas (en España, a menudo llegaban después de las vacaciones). Servían para comunicarte con los amigos, la novia o el novio ("churri, te echo mucho de menos") o la familia (“estoy bien mamá, ¿y vosotros?”). También para contar por dónde andabas y lo que estabas viendo: es decir, para presumir de trotamundos.





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Como ocurre con los tuits, las postales dicen mucho de quien las envía: las hay cursis a rabiar:


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Otras son tiernas como una chuleta de cordero lechal, con gatitos, perritos y ositos amorosos que te mandan muchos, muchos besitos.




En las décadas de los 60 y 70 abundaba la postal hortera; algunas ya forman parte de la cultura pop.



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Había postales costumbristas, con toreros, flamencas y barretinas.




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Pero los bestsellerpostaleros por excelencia fueron los que incluían foto de playa a la puesta del sol con el nombre del sitio (porque a la puesta de sol todas las playas son pardas, y si no viene el nombre del sitio la gente no sabe si estás en Waikiki o en Benidorm) y la del skyline del paseo marítimo, con una marca en la ventana del edificio de apartamentos donde habías pasado las vacaciones. La imagen de un modelo de desarrollo que se extendió pronto por todo el litoral español. Por desgracia, irreversible.



Con la democratización de los viajes al extranjero, empezamos a enviar postales desde destinos cada vez más exóticos.



Las tarjetas postales siguen existiendo, yo las he visto, como los sellos y los buzones de correos, pero tengo la impresión de que ya pocos las mandan o las reciben.

Y tú, ¿sigues mandando postales? ¿Recibes de vez en cuando alguna?

Comentarios

Desgraciadamente ya quedan pocos que manden postales ... descubre la espectacular y caliente chica de los viernes de esta semana de http://www.alprimertoke.com/
Alguna que otra sí que escribo y recibo, por mantener las tradiciones de estas fechashttp://www.morroturismo.com
Sigo enviandolas a mi grupo de amigos más cercanos (si no están haciendo ese viaje conmigo). Me encanta hacerlo y por supuesto, agradezco muchisimo cuando alguien se acuerda de mi y recibo alguna. Por desgracia es una costumbre que tiende al desuso.
Cuando estamos de viaje siempre intentamos enviar alguna a la familia y, sobre todo, a nosotros mismos; luego, al llegar a casa, la colgamos con las anteriores. La pared, poco a poco, va teniendo mucho encanto! http://pasosypedales.blogspot.com.es/
Las postales son una pasada y aún más el arte postal.
A mi me gusta mucho escribir com mi mano para los amigos. Envio sempre postales. Una gran frustracion en mi vida fue no poder enviar un postal a un misterioso amor andaluz, porque solamente tenia su correo electronico :(
Una pena que ya no se manden postales como las de antes. No deberíamos perder esa tradición a pesar de usar las nuevas tecnologías para comunicarnos!
Yo sigo enviando y recibiendo tarjetas postales de todas las partes del mundo a través de postcrossing (www.postcrossing.com), un invento para los amantes de este tipo de comunicación.Saludos
¡Participe en el intercambio de los recuerdos y las tarjetas de todo el mundo!http://intpostage.com/

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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