El ruso, espionaje goloso
¿Cuál es la receta? “Nos la han intentado copiar centenares de veces. La última de manera muy fea a través de un empleado que aceptó el espionaje pagado por terceros”, me decían ayer Vicente y Lourdes Ascaso, padre e hija, propietarios de esta famosa pastelería. Oficialmente contiene avellana, almendra, clara de huevo, espuma de praliné y, tal vez, algún secreto oculto que los Ascaso guardan con celo parecido al que aplican los responsables de la Coca Cola. Aunque el pastel arrastra una leyenda de cuento de hadas la realidad es que la fórmula la consiguieron hace décadas al otro lado de los Pirineos.
“Mi padre y mi abuelo eran panaderos”, asegura Ascaso. “El ruso lo descubrieron en los años 50 en una pastelería de Oloron (http://www.artigarrede.com/), pueblo en la región de Aquitania. Íbamos con frecuencia hasta que la viuda de Artigarrede accedió a darnos la fórmula. La pastelería Ascaso se fundó en el año 1970 y desde entonces su trayectoria ha estado vinculada a esta golosina que se vende por internet aparte de la tienda. El pastel no entra por los ojos. A la vista es una plancha blanquecina y poco estimulante. Sin embargo, en la boca encandila. La suave espuma de mantequilla con praliné de avellanas del relleno, contrasta con la textura crujiente de la plancha de merengue almendrado que la protege. Imposible no poner los ojos en blanco. Sobre todo si se toma a la temperatura adecuada, entre 12º y 18ºC.
Verdad o mentira todo tiene aire de culebrón cómico: una andaluza cañí casada con un francés invita a un ruso a tomar un pastel cuya fórmula acaba recalando en Huesca de la mano de una familia de pasteleros astutos.
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