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Trump ofrece cinco millones por el expediente académico de Obama

El magnate se compromete a ingresar a cambio esta cantidad en cualquier ONG que el presidente elija El mandatario responde en un programa televisivo tomándoselo a broma

Trump, con Mitt Romney, en una imagen de archivo de febrero.
Trump, con Mitt Romney, en una imagen de archivo de febrero. STAN HONDA (AFP)

La vieja rivalidad Obama/Trump vuelve a estar más viva que nunca. O eso es lo que le gustaría al magnate Donald Trump. Falto de atención, acallado y humillado por Barack Obama hace ya un año y medio, ha decidido tratar de irrumpir en la campaña presidencial de este año, para la sorpresa de nadie, el sonrojo de muchos de sus correligionarios en el Partido Republicano y la indolencia del presidente. Ahora ofrece cinco millones de dólares a obras de caridad si el presidente hace público su expediente universitario y sus solicitudes de pasaporte.

Por qué quiere esos documentos, Trump no lo ha explicado. Al fin y al cabo es Trump, y puede que lo haga, como ya lo ha hecho en el pasado, para atraer la atención sobre sí mismo y su gran gama de productos, que varía desde hoteles hasta corbatas y velas aromáticas. El multimillonario hizo la oferta en un vídeo publicado el miércoles en Internet.

“El presidente Obama es el menos transparente en la historia de este país. Nunca ha sucedido nada así. Sabemos muy poco sobre nuestro presidente. Tengo el honor de haberle obligado a publicar el certificado de nacimiento completo... o lo que fuera [con énfasis en “lo que fuera”]. Ahora mucha, mucha gente tiene preguntas. Preguntas muy serias. Yo ofrezco un trato al presidente, un trato que no creo que pueda rechazar, y espero que no lo haga. Si Barack Obama se sincera y ofrece su expediente universitario y sus solicitudes y documentos de pasaporte le daré a una ONG que él elija... un cheque, inmediatamente, de cinco millones de dólares”, dijo.

Hace sólo dos años Trump acariciaba la idea de presentarse a las primarias republicanas, esperando que le aupara el movimiento ultraconservador del Tea Party. Su campaña consistía únicamente en poner en duda que el presidente fuera realmente norteamericano. Los rumores: que había nacido en Indonesia o en Kenia. Le exigía machaconamente que publicara su certificado de nacimiento.

Obama lo hizo, el 27 de abril de 2011. Sólo le concedió tres días de gozo a Trump, para luego hundirlo con una incisiva burla en la cena anual de corresponsales de Washington.

Fue entonces cuando Obama mostró cómo se vería la Casa Blanca si Trump era presidente: un casino de las vegas con jacuzzi y neones. Y cuando el comediante Seth Meyers, maestro de ceremonias, dijo aquello de “Trump dice que se presenta como republicano. Qué gracia, yo pensé que se presentaba como una broma”. El miércoles, Obama se la devolvió a Trump, con el mismo estilo.

En una entrevista con el presentador Jay Leno en la cadena NBC dijo, entre risas: “Todo esto se remonta a cuando crecíamos juntos en Kenia. Teníamos muchos roces en el campo de fútbol. Él no era muy bueno y se resentía. Cuando nos mudamos a América, pensé que se acabaría, pero...”. Poco más tuvo que decir Obama. No tenía ni que responder a la petición de Trump porque dejó claro, con sólo una mirada, que se la tomaba tan a broma como al propio magnate de sector inmobiliario.

El presidente podía reaccionar de muchos modos. Finalmente eligió el que más le podía herir al ego de Trump, una displicencia total y absoluta.

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