Un ataque incomprensible

Cada cultura tiene sus estructuras y valores, pero pese a los choques de mentalidad hay que mantener un respeto hacia las diferencias. Un respeto y una tolerancia que quienes han tiroteado a Malala Yusufzai, la joven activista paquistaní de 14 años, definitivamente no han tenido. No me entra en la cabeza que una persona, un grupo, o quien quiera que sea, haya podido atacar a una niña indefensa, premio Nacional de Paz, que está luchando por un derecho básico, la educación de las niñas. Una joven que con su mente, palabra y actos ha conseguido traer esperanza para avanzar hacia una sociedad igualitaria.

Pensar que las personas que la atacaron, obviamente en contra de la igualdad de género, hayan podido verse amenazados por una niña-mujer, demuestra el miedo y los pocos argumentos que tienen para defender sus creencias con palabras. Es indignante y frustrante su incapacidad para encontrar otra alternativa a la fuerza...— Aïda Soler Ayats.