El Llanero solitario
Mariano Rajoy puede estar un mes sin pisar el Congreso. Sus compromisos de agenda no se lo permiten. Y yo me pregunto: ¿cómo los plenos y las sesiones de control parlamentario no son prioridad en su agenda? Y lo que me parece más grave, ¿cómo es capaz de gobernar sin escuchar lo que tienen que decirle los representantes del pueblo en el Congreso?
No existe ningún tipo de control sobre su gestión, o por lo menos, no lo quiere escuchar. La mayoría absoluta le permite gobernar en solitario, sin amigos.
Se ha convertido en un Gobierno ciego, sordo y mudo. Ciego por no ver a decenas de miles de manifestantes en el Congreso, sordo por no querer escuchar a sus representantes y mudo por no comparecer ante la prensa tanto como debería. La democracia de los silencios.
Ése no es el concepto que yo tengo de democracia. La democracia es ruido, es diálogo, es observar, es entender, es proponer, es cooperar, es interpretar, y, sobre todo, es pluralidad. Políticos y ciudadanos en un perfecto círculo de retroalimentación.
Pero, ¿cómo van a ser capaces de escucharnos si no pueden escucharse entre ellos?— Raquel Gutiérrez Corrales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.