Con la música a otra parte
La reciente decisión del Ayuntamiento de Madrid de triplicar las tasas de las Escuela Municipales de Música supone de facto la prohibición de estudiar música a la mayoría de los ciudadanos. Fijar el precio “según coste” significa acabar con los servicios públicos. Se nos dirá que “no se considera un servicio esencial”: una expresión que contrasta con la promoción constante del glamour y el lujo que realiza el mismo Ayuntamiento. ¡Aumentar la educación de todos no es un servicio esencial! La realidad que vivimos los madrileños es que nuestros impuestos, que seguimos pagando, no revierten en nuestra calidad de vida, no revierten en esos servicios públicos que son los que permiten sociedades más justas y equilibradas.
Efectivamente, la decisión del consistorio madrileño muestra una concepción que identifica la vida en sociedad con un individualismo cruel. Dicho en otras palabras, volvemos a pasadas épocas en “blanco y negro” o, en expresión castiza, quien tenga (bastante) dinero, que se lo pague.— Rocío Zaballos Organero.
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