El sistema electoral
Enhorabuena a Manuel Gallardo Domínguez por su carta Otra política es posible publicada en este diario el pasado sábado 21 de julio, en la que pedía que alguien cuantificara el ahorro de reducir ayuntamientos, eliminar diputaciones provinciales, delegados de gobierno, el Senado, etc.
Al hilo de su petición, me gustaría que alguien valorara también la repercusión que tendría una reforma del sistema electoral que nos permitiera elegir a las personas que gobiernen, y no al partido. Posiblemente, de esta manera los políticos se preocuparían más por los intereses de los ciudadanos que por los intereses del partido o los suyos propios. Se acercarían más a los votantes; o mejor dicho, se acercarían a los votantes. Quizás, en lugar de taparse unos a otros se exigirían entre ellos. Y posiblemente, personas como Andrea Fabra no hubiesen llegado nunca al puesto que ocupan en la actualidad. Algunos partidos proponían en su programa electoral cambios en este sentido.
Ojalá los gobernantes se preocupasen realmente por este país y evaluasen, y ejecutasen, los cambios citados.— Enrique Galán Bernardino.
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