El bótox también marca a las actrices jóvenes
Lindsay Lohan y Miley Cyrus no aprenden de los errores de Sharon Stone y Nicole Kidman
Desafiar el paso del tiempo es un reto que a veces uno puede perder. Algunas actrices como Meg Ryan, Sharon Stone o Nicole Kidman lamentan haberse sometido a tratamientos de belleza para rejuvenecer ya que con el tiempo estos han hecho estragos en su físico y en sus carreras. Pese a que algunas de las intérpretes más veteranas de Hollywood, han denunciado públicamente las consecuencias negativas que tiene el abuso del bótox, otras jóvenes promesas no están dispuestas a aprender de sus predecesoras y cada vez son más precoces a la hora de infiltrarse toxina botulínica, más conocida como bótox.
“Si pudiéramos eliminar el gen del envejecimiento a los 25 años, sería ideal”, no duda en afirmar la actriz estadounidense Amanda Seyfried de 26 años, protagonista de Mamma mia!, que reconoce haberse sometido a su primer tratamiento hace dos. Otra actriz y cantante que no ha dudado en probar los efectos del bótox es Miley Cyrus. La niña de la factoría Disney ha dejado de preocuparse por el acné juvenil y ahora son las arrugas las que se ha convertido en su principal obsesión.
Al parecer estas jóvenes actrices temen los efectos de las potentes cámaras porque dejan al descubierto todos sus defectos en la pantalla. Lindsay Lohan ha recurrido durante los tres últimos años al ácido hialurónico, otro tratamiento para combatir las arrugas. La actriz intenta por todos los medios eliminar de su cara los excesos que ha cometido y recuperar la frescura. Otras enganchadas a los beneficios de la toxina son Megan Fox, Kim Kardashian o Jennifer Lawrence.
Este año se cumplen 10 años desde que una asociación estadounidense Food and Drug Adminstration (FDA) aprobara el uso del bótox con fines cosméticos en EE UU. Esta toxina se empezó a utilizar como tratamiento para corregir el estrabismo y otros desórdenes musculares ópticos en la década de los setenta. A España no tardó en llegar, el doctor Pedro Arquero fue de los primeros en utilizarlo. La cantante e incondicional de la movida madrileña, Alaska, o la reina del papel cuché, Isabel Preysler, reconocen haber recurrido a él ocasionalmente.
El bótox es también cosa de hombres. Algunos actores como el neoyorkino Mickey Rourke de 59 años que, en los ochenta se convirtió en un sex symbol mundial gracias a su interpretación en Nueve semanas y media con la bellísima Kim Basinger también se ha inyectado bótox. No es el único, Sylvester Stallone, el actor que ha interpretado a dos iconos del celuloide, el boxeador Rocky Balboa y Rambo, un atormentado soldado de la guerra de Vietnam, y el actor televisivo Ray Liotta de 57 años, han recurrido a la toxina como alternativa al lifting, al tratarse de un tratamiento menos agresivo porque no requiere de bisturí.
La zona más demandada es el entrecejo “porque da aspecto de enfado”, explica el doctor Arquero. Lo más aconsejable es realizar dos infiltraciones al año, indica el especialista. Los médicos también recomiendan este tratamiento para corregir el exceso de sudoración, ya que ayuda a relajar las glándulas sudoríparas. Aunque algunas actrices hayan hecho campaña alertando de los riesgos de perder la expresión facial la tendencia va en aumento, y las mujeres (y los hombres) cada vez se preparan antes para ganar la batalla a los años.
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