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Baile estadístico

Tomàs Delclós

Dos errores en gráficos estadísticos publicados estos últimos días. Román Santos Sanz remitió un mensaje señalando que el gráfico sobre remuneración de asalariados en el sector público en la edición impresa de EL PAÍS (el día 12 de julio y repetido el 15) resulta muy engañoso al representar las separaciones en el eje de abscisas distintos períodos de tiempo. Así, las separaciones finales corresponden a un año, mientras que hacia la izquierda tenemos tres períodos de tres, cinco y 15 años. En conjunto, la impresión visual inicial es que este concepto ha crecido desmesuradamente (la pendiente de la curva representada es muy alta al inicio del gráfico) para frenarse en los últimos años. Sin embargo, si representamos adecuadamente la curva, tendríamos que el primer punto representado estaría, aproximadamente, sobre la oreja izquierda de Luis de Guindos, cuya foto aparece en la página 14. Al menos, deberían haber señalado más claramente la existencia de estos saltos temporales en el eje de los años, por ejemplo, haciendo marcas de corte en dicho eje. Infografía, a quien trasladé el comentario, ha reconocido este error de escala.

Por su parte, G. Estañ señaló un error en las cifras de una tabla publicada el 12 de julio sobre el mapa municipal español por tramos de población. No se trata de una equivocación al trasladar los datos originales. El error ya estaba en la información suministrada. Una equivocación en el número de municipios con una población de 101 a 500 y de 501 a mil hacía que, en este segundo caso, el número total de habitantes de estas poblaciones (753.696) fuera incomprensible, era menor a cualquier cálculo posible, aunque atribuyéramos a todos los municipios el mínimo de población posible (501). El lector señalaba que resultaba chocante que en los datos de municipios de 100 a 500 habitantes, vivan cerca de 700.000 personas, y en el de 500 a 1000 algo más de 750.000. Tomando el segundo intervalo por lo bajo en los dos parámetros, es decir, que fuesen 2.000 municipios de 500 habitantes ya serían un millón de habitantes.Efectivamente, reproduzo el cuadro original y el corregido, con datos suministrados nuevamente por la fuente, una organización municipalista que para elaborarlo ha usado datos el INE y del Ministerio de Hacienda, donde se aprecia el cambio en el número de municipios de 101 a 500 habitantes y de 501 a 1.000. Obviamente ello también altera los porcentajes.

Tabla publicada

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Tabla corregida

Nota: Por indicación de un lector he corregido el término "gráfico" por el de "tabla".

Comentarios

RESPETO A LA PROFESION DE GUIA DE TURISMOAtt: Dña. Salomé GarcíaMe dirijo vd de la misma forma que lo han hecho otros muchos compañeros, guías oficiales de turismo, en referencia a su desafortunado artículo titulado “Pagar por un guía turístico o visitar gratis con un greeter” y su poca afortunada rectificación a petición del defensor del lector de El País publicado el 27 de julio.Subscribo los numerosos mensajes que le han sido enviados por mis compañeros, todos ellos profesionales debidamente titulados y acreditados por las administraciones correspondientes, y me permito incidir en algunos puntos:Los guías de turismo y los periodistas profesionales tenemos varias cosas en común. Entre ellas el deber de estar informados y ser capaces de transmitir esta información de forma adecuada a nuestro público. Por ello, ya que vd no ha sido capaz de documentarse apropiadamente, le remito a la hemeroteca de El País (09/08/2010) y las hemerotecas y videotecas de medios como La Sexta, Antena 3, Telecinco, Onda 6 o Telemadrid en la primavera de 2010 (todo ello de fácil acceso en internet) donde se exponían los problemas del intrusismo profesional en nuestro campo. Si en aquel momento era escandaloso el acoso a nuestra profesión, ahora, en plena crisis, en un país con más de cinco millones de parados y echado literalmente a la calle protestando contra la corrupción entre otras muchas cosas, me sorprende, me irrita, me escandaliza y me enfurece profundamente su apología del intrusismo profesional y de la actividad económica sumergida, sea en esta o en cualquier otra actividad.Para su información, algunas de las imágenes que salieron en varios informativos a los que me remito en el párrafo anterior, fueron grabadas personalmente por mí en Madrid, suministradas a los medios de comunicación y emitidas por ellos en informativos en prime time, en las que se veía a los llamados guías pirata (término que usó la prensa) pedir la propina y metérsela en el bolsillo. Podrá ver vd, si consulta la hemeroteca, que el servicio en esas visitas turísticas, no es gratuito, y en contra de lo que vd insiste en decir en su artículo, “lo hacen de manera totalmente desinteresada”, estos personajes sí se identifican como guías de turismo llevando colgado un carné con ese título (ilegal, evidentemente, los guías oficiales llevamos la documentación emitida por la administración, tras los pertinentes exámenes y títulos universitarios correspondientes)Sra. García, permítame recordarle sus palabras (lo escrito, escrito queda)¿Cómo se sentiría vd si yo me atreviera a extrapolar su artículo y animar a la gente a prescindir de los “panachés de de fechas”, primas de riesgo, etc. dados por los aburridos periodistas “imposibles de recordar y que llevan lustros repitiendo la mima cantinela con escaso afán” y animara al público a ver en su lugar los “nada académicos y sí mucho familiares, casi de colegueo”, comentarios de los colaboradores televisivos recién salidos del último reality o de la cama de cualquier famoso de turno, porque al fin y al cabo, “son sinónimo de frescura”? ¿Y si además esos espontáneos del periodismo no pagaran ni un euro de impuestos y yo mal informada, sin documentarme, afirmara, siendo totalmente incierto, que su trabajo es gratuito y lo realizan por puro altruismo? Evidentemente, público tienen esos colaboradores, pero ¿Cómo se sentirían los periodistas al ver que la masa se aborrega prescindiendo del periodismo de calidad y vds se quedan en paro para lucrar en su lugar a los que los que “explican las noticias totalmente a su manera”? No vamos a entrar en asuntos obvios, cada persona tiene su nivel, y cada uno su público, su ética, formación, profesionalidad y valores. Aquí hablamos de legalidad y de salvar uno de los pocos sectores de la economía española que aún funcionan. Realmente da mucha pena ver que un diario como El País, del que soy asidua lectora y cuenta con grandes profesionales a los que tanto admiro, publique artículos como el suyo.Vayamos a datos más concretos porque concreción me temo que es lo que faltó en su artículo. Pues sólo en su rectificación, después de las numerosas quejas de nuestro colectivo, se dignó vd escribir se refería a una determinada visita a Bruselas. Al mismo tiempo que afirma que fuera de España (ancha es Castilla, ¿Qué entiende vd por fuera de España?) este asunto del intrusismo no se plantea no plantea problemas. Claro que los plantea, vaya a verlo in situ o recurra a las hemerotecas. Por ceñirnos a Europa, de cuya legislación dependemos, le informo, ya que vd no se informa al respecto, que actualmente en 12 grandes ciudades europeas y dos fuera de Europa estos servicios se ofrecen ilegalmente, con ánimo de lucro y de forma muy organizada por varias empresas, sin pagar impuestos, sin guías oficiales pero cobrando, en negro, publicitándose como guías. Por cierto, en estas 12 ciudades europeas a las que me refiero, incluida Madrid, no son “simpáticos lugareños” como vd indicaba, sino oportunos recién llegados con ánimo de lucro y pésima formación, habitual falta a la verdad y al respeto al país en que están (no tiene más que salir a la calle a verlo para dejar de confundir a sus lectores).Por cierto, estos profesionales del intrusismo organizado sí van a comisión en restaurantes, de hecho venden estas visitas aparentemente improvisadas , pero yo llevo 16 años de profesión y como la inmensa mayoría de mis compañeros, pongo la mano en el fuego, nunca me he llevado ni un euro por contar que allí cenaba Hemingway o allá está el restaurante de la familia del oscarizado Bardem. Sí señora mía, los guías oficiales también sabemos esas cosas, y a diferencia de los periodistas que no pueden ver a sus lectores, nosotros tenemos la suerte de tener a los clientes delante y notar o preguntar sus intereses personales para poder adaptarnos y cambiar nuestro discurso o registro si aburrir con la biografía de Felipe II al cliente que sólo le interesa el fútbol, porque para gustos hay colores, todos respetables, y aunque algunos seamos historiadores titulados somos camaleónicos sin necesidad de ser ilegales ni perder nuestra dignidad profesional ni el respeto al público.Los viajeros habituales y los profesionales del turismo sabemos cómo funciona el sector, pero le recuerdo que su artículo se ha publicado en El País, diario nacional, dirigido al lector español que no tiene porqué ser experto en la materia y muy difícil tiene adivinar que vd se refería exclusivamente a un guía en concreto de Bruselas, o de Jordania, ya que en su primer artículo se refiere a ellos de forma totalmente generalizada incluso en el título “Pagar por un guía o visitar con un greeter “(no es una interpretación mía, de nuevo me permito hacerle una recomendación y le remito a la R.A.E para el uso de los artículos indeterminados) por lo cual no se entiende su extrañeza ante el hecho de sentirnos aludidos.Sin ánimo de aburrirla más con asuntos que vd ya conoce que faltan a la verdad en su reportaje, por sentido común y porque mis compañeros ya se los han expresado de la forma conveniente en sus mensajes, me despido de vd, reiterándole mi pesar y decepción ante tales barbaridades publicadas en uno de mis diarios más admirados y que cuenta con otros excelentes periodistas.Las opiniones arriba vertidas son estrictamente personales.Atentamente,Ana Mª de la TorreGuía oficial de turismo de Madrid, Ávila, Segovia y Patrimonio Nacional

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