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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La otra cita en Río: la Cumbre de los Pueblos

Por Isabel Ortigosa, Responsable de Incidencia de InspirAction

Desde su inicio y hasta el 23 de junio, Río de Janeiro acoge otra importante cumbre, paralela a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible: la Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental. Un encuentro festivo y reivindicativo en el que se dan cita colectivos y movimientos sociales llegados de todo el mundo para proponer nuevas formas de vida en el planeta, en defensa de los bienes comunes y opuesta a los modelos de mercantilización de la naturaleza. “Vengan a reinventar el mundo” es su llamado.

La Cumbre de los Pueblos no es sólo un gran evento paralelo a la conferencia oficial. En Aterro do Flamengo convergen por unos días distintas luchas sociales, regionales y mundiales, enmarcadas en la lucha anticapitalista, con el objetivo de construir nuevos paradigmas que apunten a una nueva agenda política. En esta cumbre alternativa se celebrarán cerca de 1.800 actividades autogestionadas, distintas conferencias plenarias y la "asamblea de los pueblos", donde se elaborarán las propuestas que serán presentadas el día 22, el mismo día de la clausura de la conferencia de Naciones Unidas.

La amplia diversidad de las organizaciones y de las propuestas que convergen en la Cumbre de los Pueblos tienen algo en común: todos piden un proceso de cambio frente al actual modelo de producción y consumo, exigiendo el derecho a construir colectivamente modelos de desarrollo alternativos, basados en la rica diversidad de las realidades y experiencias de los pueblos, en armonía con la naturaleza y respetando los derechos humanos y colectivos. Me decía esta tarde Lucio Ayala, uno de los líderes aymaras bolivianos llegados hasta Río: “el sistema que tienen ustedes no funciona, ya todos lo sabemos. Desde America Latina nosotros proponemos al mundo nuevos modelos, queremos contagiarles nuestra forma de entender la relación con la Madre Tierra

La economía verde, uno de los ejes principales de la Conferencia oficial, es también protagonista en Aterro do Flamengo, aunque por distintas razones: aquí no convence a casi nadie. La gran mayoría entiende que el actual sistema de producción y consumo solo beneficia a los mercados, a las grandes empresas y a los gobiernos que garantizan su mantenimiento, agravando de manera sistemática la crisis ambiental y social que vivimos. Mientras el proceso oficial de Río+20 impulsa el protagonismo del Banco Mundial, entregando al sector privado y a otras instituciones financieras públicas o privadas el corazón del modelo de la economía verde, la sociedad civil alza la voz para pedir que las personas y la naturaleza vuelvan al centro de la reflexión sobre “el futuro que queremos”.

Porque en el fondo, se trata de eso, de un debate sobre nuestros principios y valores. Aquí en la Cumbre de los Pueblos, muchos tememos que de alguna manera Río+20 suponga un retroceso frente a los principios fundamentales que nacieron o se afianzaron en Río 92. Principios como las responsabilidades comunes y diferenciadas, el principio de precaución, o el derecho a la información y la participación de la sociedad civil.Principios que brindaron esperanza, y que en la Cumbre de los Pueblos nadie está dispuesto a sacrificar en el altar de los mercados sin ofrecer resistencia.

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