Lagranja en Hong Kong


88 habitaciones en 29 plantas. Estamos en Hong Kong y el estudio de interiorismo y diseño industrial italo-barcelonés Lagranja ha firmado aquí su primer trabajo en Asia. Lo ha hecho como siempre: con sello mediterráneo.
En la península de Kowloon, unos de los distritos de Hong Kong, y también uno de lugares con mayor densidad de población del planeta, Gabriele Schiavon y Gerard Sanmartí han diseñado los espacios comunes (gimnasio, oficinas, salones…) y las ultimas cuatro plantas de un nuevo albergue con nombre español: Hotel Madera. Las nueve suites “buscan aportar calidez, singularidad y calma a sesenta metros del bullicio del suelo” explica Schiavon. La calma y la singularidad juntas no son un concepto habitual en los hoteles boutique.
Las habitaciones debían ser todas diferentes “y, sin embargo, el cliente Shing Hong Group of Companies quería que siendo distintas fueran también inequívocamente Lagranja: “100% Lagranja”, insiste el arquitecto. ¿Qué es un diseño Lagranja? Este equipo de Barcelona aporta profesionalidad y frescura trabajando el centímetro. Esto es, cuidando igual lo macro que lo micro, esforzándose en los detalles, en los acabados, en el buen funcionamiento y en la pulcritud. El hotel está, efectivamente, repleto de detalles realizados exclusivamente para este proyecto. Y las habitaciones, sembradas de singularidades, las mesitas de noche, por ejemplo, fueron torneadas a partir de bloques de madera de roble. La decoración de los dormitorios, a base de objetos de madera, busca reivindicar la belleza cercana y eterna de lo sencillo. Así, cucharas de madera talladas a mano son a la vez un elemento decorativo y un regalo que los huéspedes pueden llevarse a casa. Pero hay más: otros objetos artesanos decoran las habitaciones: sombreros tradicionales de la isla de Lantau, una colección de zapatos de paja, o juguetes de madera.
“Para nosotros lo más importante de este proyecto era conseguir crear múltiples atmósferas cálidas y confortables con la máxima originalidad”, cuenta Schiavon. Así, jugando con los espesores del material que da nombre al hotel, las paredes de los pasillos, forradas de haya, son grandes lámparas y el gimnasio es a la vez cálido -que ya es difícil- e irónico. “Los vestíbulos de las plantas transforman las paredes en esculturas de luz y color”, describen los arquitectos. Con suelos de roble, mobiliario diseñado por Lagranja y detalles artesanos, la idea es, de nuevo, sorprender sin abrumar.

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