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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Basagoiti corta

Tras el cese de ETA, la prioridad de las medidas económicas rompe el pacto vasco PSE-PP

En política, todo lo que tiene que terminar, suele terminar mal: si no, no terminaría. Es lo que ha ocurrido con el pacto que ha permitido al Partido Socialista gobernar por primera vez en Euskadi con el apoyo del PP de Basagoiti. Tuvo este la inteligencia de garantizar por adelantado su voto a la investidura de López, con acuerdo o sin él, pero ofreciendo como mejor opción un marco pactado de prioridades, la primera de las cuales era la derrota de ETA. Ese acuerdo ha quedado cancelado y no de la mejor manera: anunciado por radio por Basagoiti sin habérselo comunicado antes al lehendakari, y con una relación personal entre ambos visiblemente deteriorada.

El fin de la permisividad con los abusos del entorno etarra fue la más visible manifestación del cambio político, en coincidencia con la ofensiva policial de acoso al entramado terrorista que condujo al cese de ETA. El nuevo clima político y social en Euskadi, sin las tensiones que provocaron durante años las iniciativas radicales de Ibarretxe, fue un factor de legitimación del Gobierno de López, pese a contar con solo 25 diputados en una Cámara de 75.

Con el paso del terrorismo a segundo plano, las medidas económicas se convirtieron en preocupación ciudadana principal. Y tras el triunfo de Rajoy, en tema preferente de diferenciación política elegido por López a un año de las autonómicas de 2013. No se trata tanto de un enfrentamiento directo con el PP vasco, sino con los recortes de Rajoy, y planteado con una retórica ligeramente nacionalista: como resistencia a la injerencia del Gobierno central en la política social vasca, y con críticas al "seguidismo" de Basagoiti respecto a La Moncloa.

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Si se trata de eso, es lógico que López se resista de momento a adelantar las elecciones; seguramente espera que el paso del tiempo acelere el rápido desgaste de Rajoy, certificado ayer por el CIS, lo que podría contener el suyo propio.

Pero la batalla electoral entre el PSE y el PP vasco lo es también por colocarse en disposición de pactar con el PNV, probable ganador. Durante tres años la pluralidad vasca se ha expresado en la posibilidad de un Gobierno constitucionalista, tras décadas con lehendakari nacionalista. Es posible que ahora, con la entrada de la izquierda abertzale, se vuelva a Gobiernos transversales encabezados por el PNV, como en tiempos de Ardanza. PP y PSE aspiran a estar en ellos; pero si las encuestas dieran la posibilidad de una mayoría PSE-PP, no se hubiera producido la ruptura.

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