Lectorados de español

La noticia de la supresión del 80% de los lectorados de español por el Ministerio de Exteriores puede parecer una más dentro de la ola de recortes sufrida actualmente, pero supone también un gran golpe a la expansión del español por el mundo. Gracias a este programa del Ministerio, hoy herido de muerte, muchas universidades podían contar entre sus profesores con lectores nativos de español en lugares en los que el aprendizaje de nuestra lengua en la enseñanza superior era casi inaccesible.

El lector de español ejercía una labor no sólo docente, sino también de apoyo organizativo de la Embajada de España en el país para la realización de actividades culturales como teatro en español o ciclos de cine.

Se da la paradoja de que en la pomposa declaración de intenciones del Ministerio se dice que los destinatarios de este profesorado serían los “países receptores de ayuda oficial al desarrollo” y algunos de los lectorados que continúan después de los recortes están en países tan poco necesitados de esa ayuda como Estados Unidos, Canadá o Australia.

En el fondo, falla el recorte. En las formas, más todavía, puesto que se realizó después de la salida de la convocatoria de los lectorados en el BOE y sin avisar a las universidades. A nuestros políticos se les llena la boca con las buenas estadísticas de la expansión del español por el mundo y acaban de casi anular una de sus piedras angulares.— Federico Escudero Álvarez.