¡Viva el vino!
Este brindis es el que debe estar haciendo el conductor kamikaze que mató a mi hijo (tres años) y a mis suegros (66-67 años) el 3 de julio de 2007 en Maqueda (Toledo). Después de ser condenado el 14 de diciembre de 2011 a 15 años de prisión por un jurado popular, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, presidido por Vicente Rouco, le ha rebajado la pena a cuatro años de prisión. Esta rebaja se debe a que el juez considera que este kamikaze estaba tan borracho (quintuplicaba la tasa de alcohol en sangre) que no era consciente de lo que hacía.
Me gustaría quedar un día con el señor Vicente Rouco para que explique a mi hijo Daniel (12 años), que el que mató a su hermano y sus abuelos, posiblemente, no vuelva a pisar la cárcel. Imagino que le dirá que lo que tiene que hacer si comete un acto parecido al de este profesor de Talavera es emborracharse todo lo que pueda.
También me gustaría quedar con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, para que le explicara a Daniel que si en vez de un profesor kamikaze hubiera sido un terrorista, la sentencia hubiera sido distinta, y que conste que no tengo nada en contra de las víctimas del terrorismo, pero ¿qué diferencia hay entre sus víctimas y las mías?
¿No es terrorismo coger un automóvil sabiendo que estás muy borracho? ¿No es terrorismo conducir 10 kilómetros en sentido contrario a pesar de las advertencias de los conductores con los que se cruzaba y obligaba a salirse de la carretera? ¿O es que si un terrorista coge un coche y atropella y mata a su víctima ya no es un terrorista?
Lo dicho, me uno a Aznar y grito: ¡Viva el vino! Y, ¡salud, profesor!— Ángel Peralta Delgado.
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