Gais, prostitución e infierno
Leo con estupor en su diario que el obispo de Alcalá, señor Juan Antonio Reig Pla, en su homilía del Viernes Santo, arremete contra gays que van a clubes de hombres y se prostituyen.
“Os aseguro que encuentran el infierno”, afirma. ¿En qué se basa para hacer una afirmación de tal calado? ¿Conoce dichos clubes? ¿Acude a ellos regularmente?
Soy gay, tengo 43 años. Frecuento dichos clubes. No me prostituyo. A veces voy con amigos. Conozco a otros gays allí. Tengo formación universitaria, voy al cine, al teatro, soy un lector voraz. Vivo en paz con mis vecinos, me siento respetado en mi trabajo, también por mi familia y amigos. Todos ellos conocen mi condición sexual. En fin, llevo una vida normal. Ayudo desinteresadamente a otros cuando se presenta la ocasión. Pago mis impuestos, que también financian TVE, plataforma desde donde se le ha permitido a este señor insultarme. Ah, ¡y no me acuesto con menores!— Ricardo Nieto Hernández. Madrid.
Obispo Reig Pla, le escribo desde el “infierno” al que me ha enviado por mi condición sexual y le aseguro que desde muy niño sentía atracción por el mismo sexo, pero nunca me corrompí ni me prostituí; le aseguro que comencé a trabajar a los 14 años y desde esa edad hasta que me he jubilado he pagado impuestos para que la iglesia se beneficie y ustedes no sepan lo que es trabajar. Es curioso que en el infierno no encuentro sacerdotes que sí han delinquido abusando de menores y que les han creado un trauma para siempre. Aquí no somos homófobos ni existe violencia de género, todos somos homosexuales, lesbianas, transexuales, abortistas y un etc. muy grande de ciudadanos normalizados. Todos tenemos un principio fundamental que es creer en la libertad y respeto a todas las personas por todas sus creencias políticas, religiosas o de cualquier condición. Espero y deseo fervientemente nunca verlo en el “infierno” al que me ha enviado.— Alberto Salmeron Garrido. Madrid.
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