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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Subida con trampa

El alza anunciada de la luz carga el coste principal del déficit de tarifa sobre el consumidor

El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha anunciado una subida de la tarifa eléctrica de entre el 5% y el 7% en abril, apoyado en las sentencias judiciales que obligan a una revisión de los precios para cumplir con el compromiso de reducir el déficit de tarifa. Soria no ha explicado si las cantidades mencionadas son medias o si responden a algún tipo de discriminación en función de los mercados industrial y doméstico, con el fin de no encarecer en demasía el coste energético de la producción industrial. Pero sí ha repetido hasta la saciedad que el aumento proyectado del precio de la luz es “una subida moderada”, parte de una estrategia bien meditada de reparto de las obligaciones generadas de déficit de tarifa, en torno a 5.000 millones anuales.

Pero el caso es que la subida ni es moderada ni reparte el déficit generado entre los consumidores y las empresas. Difícilmente puede ser moderado un encarecimiento de la luz del 7% en una economía que tiene más de cinco millones de parados y que a finales de este año serán casi seis millones. Pero la objeción principal contra la decisión de Industria, si finalmente se lleva a cabo en los términos anunciados, es que tiene truco. Una subida del precio final de la electricidad de un 7% equivale hoy a una subida de los peajes del 21%, una vez integradas las variaciones de todos los costes. Y esa, el 21%, es la subida real. Con tal decisión, el consumidor soportará en torno a los dos tercios del sacrificio del déficit de tarifa. El efecto para el consumidor será ahora de una subida del 7%, pero cuando la próxima subasta determine aumentos de precios de la energía y estos se sumen al espectacular encarecimiento de los peajes, el impacto será muy superior.

A las empresas (Iberdrola, Gas Natural y Endesa) apenas les quedará otra contribución que algún ajuste cosmético. El hiperactivo ministro anuncia una rebaja “ligera” en los pagos por capacidad, pero conviene recordar que el “pago por capacidad” es un artificio rebuscado inventado para extraer más dinero de la regulación y, por tanto, debería desaparecer sin más. En todo caso, por más onerosos que sean tales retoques, nunca se aproximarán al coste que pagarán los usuarios. Es más, un cálculo somero informa de que otra subida similar a comienzos de 2013 (incluso inferior), aprovechando el descenso estacional de los precios de la subasta, termine casi definitivamente con el déficit anual generado. Pero eso sí, a costa de los ciudadanos, cuyas rentas se ven reducidas por la compresión que sufren los salarios, las subidas de impuestos y el crecimiento del paro.

El caso de las tarifas de Soria es un ejemplo más de la interesada ceremonia de la confusión que practica el Gobierno. Mientras se anuncia un reparto equitativo de los costes de la recesión e incluso algún alto cargo simula un enfrentamiento con las compañías eléctricas, se toman decisiones en la práctica muy gravosas para los ciudadanos. Esto se llama teatro o tongo.

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