Salir de rositas
Si un banco-caja deja de pagar los intereses de un producto que nos ha vendido, incumpliendo las condiciones pactadas porque presenta pérdidas o está en quiebra, no le pasa nada, no hay multa, ni desahucio, ni penalización, ni debe responder ante ningún tribunal. Pero si un particular no puede hacer frente al pago de su hipoteca, se queda sin casa y ha de seguir pagando sus cuotas igualmente. Lo mismo si se trata de devolver cualquier préstamo.
Sea como fuere, hay una ley que castiga al que incumple si es un particular, pero no si es una entidad bancaria. Al banco-caja no se le castiga por su mala gestión económica, es más, se le permite el lujo de indemnizar a sus directivos con cifras escandalosas. Es decir, unos pagan y otros “salen de rositas”.— Susana Benet.
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