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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Comer en el almacén

Anatxu Zabalbeascoa

FOTOS: Amit Geron

Haim Cohen es uno de los chefs más conocidos de Tel Aviv. En un lugar que mezcla ingredientes y cocinas, la suya se ha hecho famosa por trabajar los alimentos con honestidad (en la selección de materiales y en los juegos gastronómicos) y hasta con ingenuidad (en la naturalidad de las propuestas). Cohen buscó a los arquitectos Baranowitz y Kroenenberg para que tradujeran ese credo en restaurante.

El resultado es un local de estética industrial, inacabada y actual, pero con la calidez de la tradición y la distinción del povera que convierte los vulgares desconchados en vestidos extraordinarios. Con suelos y paredes de hormigón, los arquitectos explican que buscaron trabajar con “agua, hormigón y acero de la misma manera que Cohen cocina con agua, harina y aceite de oliva”. La sencillez admite matices: el cemento de los muros está lijado para dejar ver las piedras que se mezclan con el polvo cuando se levanta una pared.

Con un espacio abierto y una cocina visible, el interiorismo del local no oculta nada, al contrario, halla su identidad en la exposición. También en la mezcla de (pocos) elementos y piezas de mobiliario. Así, lámparas industriales (adquiridas de segunda mano de la República Checa) contrastan con las sillas del holandés Piet Hein Eek -que hace de la suma de fragmentos su marca y razón de ser-. También la barra de terrazo explota esa estética fraccionada y sin embargo unitaria. Y, por supuesto, la decoración con alfombras turcas colgadas de las paredes. Las sillas que no son de Hein, la mayoría, provienen de mercadillos de segunda mano y, ciertamente, acercan el lugar al aceite de oliva que buscaban los arquitectos.

Como filtro entre la calle y el comedor, las persianas de librillo, de madera, propician el mismo juego de luz y sombras que uno puede encontrar en las calles del bario viejo de Jaffa, la ciudad palestina que da nombre al restaurante. En el interior y en las paredes de este local, un gran patchwork formado con pedazos de alfombras turcas cuida de la acústica, pero también ilustra la suma de identidades que puede conformar un lugar. 

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Comentarios

Un buen lugar para comer con una bonita estética industrial.
Me parece un diseño espléndido y, además, de los que invitan a una larga comida acompañada por una buena charla. http://unmundocultura.blogspot.com/2012/03/casa-lis-el-modernismo-y-salamanca.html
Jaffa NUNCA fue una ciudad Palestina. Ni siquiera en tiempos Bíblicos habitaban allí Filisteos de donde pareciera venir el nombre que fué creado en 1984 por Arafat. Que se te ve el plumero Anatxu.
A Al se le ve el plumero y a las lamparas tambien. Las dichas lamparas y el desdichado comentario de Al estan fuera de escala...Lease "la BIblia y la invencion de la Histoira" de Mario Liverani o "La Biblia desvelada " de Israël Finkelstein y Neil Asher Silberman...Por lo de las lamparas : Lease Bereshit I (Genesis capitulo 1 ) " Dios dijo: "Hágase la luz" y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena, y Dios separó la luz de la oscuridad. Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana, un primer día."
¿Una moda?. Comer en el lugar opuesto a la tradición establecida está siendo una forma de salirse de lo convencional para desentrañar las posibilidades de otros territorios. Recuerdo haber conocido algún comedor de fábrica en mi niñez. Eran espacios sórdidos, jerarquizados, lineales, además de estar muy comprimidos por el tiempo disponible en la comida. Su mobiliario era sencillo, racional y nada acogedor. Así que al intentar hacer ahora una metáfora de todo aquello aparecen cosas que van más allá de una efimera moda. Y al ocupar un espacio industrial con una nueva actividad se consolida la idea de revalorizar el espacio y su estética, que no su memoria.
OJOS VIGILANTES QUE TODO LO FISCALIZAN. El AMBIENTE es FRÍO.Le falta clientela a las fotos, para poder hacerse una idea de las lámparas colgadas sobre sus cabezas.

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