Una tragedia imperdonable
Imperdonable desde todo punto de vista y totalmente evitable, la terrible tragedia ferroviaria ocurrida esta semana en Buenos Aires (…) se asemeja más a una masacre que a un accidente, con una innegable responsabilidad de la empresa concesionaria del servicio y también del Gobierno, que es quien debería controlar a los concesionarios, pero no lo hace.
Se trata del tercer accidente ferroviario más grave en la historia del país y, esto es lo inconcebible, el séptimo que ocurre en poco más de un año, lapso en el que las víctimas ascienden a más de 70 y los heridos, a más de 1.000. (…)
Es inadmisible que en la Argentina de hoy un tren suburbano no pueda frenar a tiempo al llegar a la terminal en el corazón de la capital, sin importar si la causa reside en fallas materiales o humanas. Es inadmisible también que viajar en tren en nuestro país hoy entrañe el peligro cierto y concreto de morir o resultar herido, luego de sufrir retrasos de más de una hora y viajar hacinado en vagones fabricados, en su mayoría, en la década de 1960. (…) En las empresas del servicio suburbano se emplea hoy a más del doble de personal que hace una década. (…)
Por más que en la Argentina una parte de la justicia federal suele cumplir sin vacilaciones los deseos del Gobierno, es de esperar que en este doloroso caso (…) prime la búsqueda de la verdad y de los genuinos culpables, y que no se recurra a chivos expiatorios ni se fabriquen falsos culpables. Es una deuda con los muertos y los heridos que, de saldarse como corresponde, también ayudará a evitar futuras tragedias.
Buenos Aires, 24 de febrero
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