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Quiero una 'lintendo'

Ana Pantaleoni

Me tuve que oír a mí misma diciendo lo que me decía mi madre: "No lo tendrás hasta que cumplas18 años. No, no, no. Y me da igual que lo tenga tu amiga". La niña imploraba: "Quiero una lintendo para cuando cumpla los seis años. Lo tiene mi amiga Pepa y lo tiene Eli que tiene cuatro. Es injusto. Me parece fatal que no me la compres", dice la criaturita con solo cinco años. Cinco años y ya estamos con estas... pensé que tardaría mucho más en llegar y también pensé que lograría un pacto con los padres de las amigas de mi hija para no tener que comprar ni la consola ni el móvil de turno.

Los pactos no funcionan. Primero cae uno, después otro y después aquella amiga que jurarías que nunca le compraría una máquina a su hija, va y le compra una Nintendo. Me dice que lo han aceptado porque permite que la niña mueva las neuronas, que es lo único tecnológico que tiene de todo lo que hay en el mercado y que, por supuesto, lo usa de forma muy restringida. Yo la creo porque es una gran madre y mi mejor amiga. Sin embargo, sigo pensando. ¿Qué hay que hacer? ¿Hay que ceder? Yo no estoy dispuesta, eso lo tengo claro. Aunque no se cuánto tiempo podré aguantar la presión de mi retoña.

Le pregunto a Helena Tolosa, maestra y psicopedagoga. "Más que el momento uno tiene que valorar la responsabilidad y la madurez del niño o laniña. Hay que tener en cuenta los usos que puede hacer de la tecnología. Puedes regalarle un móvil iphone a un niño de diez años con todo completo y no te das cuenta qué le estás regalando. Si el niño no es maduro tiene la posibilidad de conectarse en clase, de grabar al profe y colgarlo en youtube, de grabar amiguitos... és decir, de ponerse en algunos problemillas", explica Tolosa. "Es importante que los padres valoren...si le regalo un ordenador, ¿tiene mi hijo capacidad de controlarse ante los juegos?, ¿ respetará las normas de conexión?, ¿será una fuente de peleas?, ¿cómo es mi hijo?... ¿me arriesgo ya, o como en estos momentos no tengo tiempo ni excedentes de energía, mejor no lo hago porque tener esto en casa puede representar un conflicto que no podré gestionar de momento? Lo cierto es que a veces los padres y las madres nos quejamos de muchas dinámicas que se dan en casa, pero cuando regalamos el móvil, el ordenador o laconsola, no valoramos suficientemente si será o no una fuente importante de conflictos. Hay que dejar las pautas claras de uso en el momento de regalarlo". Lo tengo claro. La lintendo tendrá que esperar… por lo menos hasta que cumpla seis.

Comentarios

Como futuro padre de 32 años,psicólogo desde 2006 y videojugador desde que tenía 9 años yo lo tengo muy claro.Los videojuegos no tienen nada de malo siempre que no se abuse de ellos... como con CUALQUIER otra cosa.Los videojuegos son una actividad de ocio como cualquier otra, y como las demás, tiene unos tiempos y unas reglas. Igual que no es bueno que se tiren toda la tarde viendo Bob Esponja (y conozco a padres que dejan que esto sea así sin problema), no es bueno que jueguen toda la tarde a la wii.Igual que existen películas, libros y programas de TV para según qué edades, así también pasa con los videojuegos. Que los padres no entiendan los códigos PEGI de clasificación por edades es otro cantar. Igual que no les regalarías a tus hijos de 4 y 6 años por Navidad la última película de Rambo (que es una orgía de sangre y vísceras), no entiendo cómo es posible que haya padres que en su día cedieran y compraran el famoso San Andreas a sus hijos ¿Nadie vio la etiqueta de +18?¿O es que hoy en día los padres dan a sus hijos de 12 años 70€ de paga para que dispongan de ellos como quieran? (los juegos de wii están por unos 50€ y las novedades de PS3 y Xbox360 por unos 70€).Que los videojuegos pueden aislar socialmente es una verdad a medias (por lo tanto, es una mentira a medias también), un libro aísla de la misma forma, o ir al cine (que es posible que hagamos en grupo, pero en la sala está todo el mundo callado y mirando al frente). Sin embargo en esta última generación de videoconsolas se ha potenciado muchísimo el juego en red, y a la wii se le pueden conectar técnicamente hasta 16 mandos, para jugar con 15 compañeros (otra cosa es que haya juegos para 16, pero no son raros los juegos para hasta 4).Como decía, yo lo tengo muy claro. Mis hijos jugarán a videojuegos (igual que leerán, verán la TV, saldrán a jugar al parque, a hacer fotos al campo...), pero no por nada, sino porque yo hago esas cosas, y los niños acaban repitiendo los patrones que ven en casa.Para más ideas, reflexiones y experiencias sobre crianza visita Diario de un cacahuete
A mi me regalaron la "lintendo" NES cuando tenía unos ocho años y mis padres me pusieron una condición: Sólo podría usarla los fines de semana. El sistema me pareció perfecto. Sin embargo, mi hijo de 16 meses ya se está "educando" con juegos del iPad (tipo bits, o cuenta cuentos) y me parece que va a ser complicado no cruzar la delgada línea. Interesante tema.
Yo creo que lo único malo que puede tener una "lintendo" es que el juego no sea adecuado a la edad. La tecnología es solo un soporte y lo importante no es el aparato en sí sino lo que contiene. El uso de las nuevas tecnologías adapta a los niños al mundo futuro en el que se van a encontrar. Hay que enseñarles a usarlo como todo.
Estoy totalmente de acuerdo contigo @Josevi opino que no es nada malo jugar a los videojuegos de manera moderada, yo mismo he pasado una bonita infancia jugando a estos y no he tenido ningún problema... Un saludo
Bueno, me da un poco la impresión que los padres de ahora están un poco estancados en su época, de cuando ellos eran pequeños.Se ven las consolas aún como en el principio de los 90 que casi eran el demonio; pero no deja de ser como dice Josevi; un entretenimiento más.¿Le prohibes a tu hijo ver la tele de forma absoluta? ¿O leer libros? ¿O jugar con muñecas? Es igual de malo no hacer los deberes por ver la tele o leer que no hacerlos por estar con la consola.
Pues mi peque tiene dos años y dos o tres días por semana pasamos un ratito juntos jugando con el ordenador... viendo dibujos de clantv.es, que él elige moviendo el ratón por la pantalla, para, reinicia, o con unos cd estupendos de barrio sesamo de la biblioteca pública de mi barrio.La sociedad en la que va a vivir de adulto será una sociedad tecnológica y en red. Es su mundo y no quiero que crezca ajeno a él. Como comentan otros lectores, no me inquieta el soporte, son los contenidos lo que creo que hay que adaptar a la edad. Y el tiempo. Los niños necesitan moverse, físicamente, por eso, el parque, la montaña.. son ahora su principal actividad. Como casi siempre el quid en tema paternal está en el equilibrio, ese equilibrio taaaaa difícil de lograr a veces, me temo.He visto en el pueblo donde veraneamos el resultado de lo contrario, niños que han crecido completamente ajenos a la tecnología hasta la adolescencia. No es deseable. Son, por fecha de nacimiento, nativos tecnológicos, pero apenas saben encender un ordenador . Uno de ellos irá pronto a la universidad y sospecho que su anafalbetismo digital le va a costar más de un disgusto.Por cierto, para las que lleváis el blog, por si queréis cotillear un poco y ofrecernos luego una reseña.. la Universidad de Alcalá está haciendo varios estudios sobre los videojuegos y la educación y su influencia en los chavales.
El tema es cuando quiere una lintendo porque la tiene su mejor amiga, que el movil tactil porque todos lo tienen o es lo último, cuando muchos padres les dan todo lo último o tienen pagas o regalos que "ayudan a conseguirlo" sin mucho esfuerzo, un comportamiento ante el consumismo o un descontrol ante lo nuevo hasta llegar a infravalorarlo.
Efectivamente, el problema no es el uso, sino el abuso. Lo difícil es lidiar con el poder de atracción que tienen los videojuegos. Son mucho más adictivos que cualquier otro juego tradicional y suponer que un niño va a poder gestionar eso es mucho suponer, me parece a mí. Mis hijos tienen consola desde los últimos Reyes y sinceramente, creo que no ha sido ningún acierto regalársela a pesar de las restricciones para usarla que les hemos impuesto.
Como el día tiene un límite de horas, el tiempo que el niño dedique a la Nintendo o a ver la tele, no lo utilizará para jugar al fútbol o a las muñecas, andar en bici, hacer cabañas, leer un cuento...La tecnología es tan fácil (¿no la hemos incorporado nosotros cuando ya éramos casi adultos?) que se adaptarán fácilmente cuando toque. Pero el desarrollo de la imaginación, la socialización o el hábito de la lectura será difícil que lo aprendan si no les damos el tiempo que necesitan cuando son pequeños. Las consolas, el ordenador y la tele se "fuman" nuestro tiempo como ya lo hicieran los hombres grises en el Momo de Michael Ende¡¡

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.
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