Duke, colapso de niños bien
El bistró-bar madrileño que frecuentan Marichalar y Luis Medina
Se conoce como placita de Green a la que hace esquina con las calles de Claudio Coello y Juan Bravo, en el corazón del barrio de Salamanca. Su nombre hace referencia al mítico club fundado en los sesenta por el que han pasado generación tras generación los jóvenes de esta zona, todo un clásico. Justo detrás hay un nuevo aspirante a clásico, un bistró que al llegar la noche se recicla en bar de copas.
Bistró-bar. Calle de Maldonado, 14. Madrid. Metro Núñez de Balboa. Teléfono 915 78 45 09. Abierto todos los días desde las 12.30 hasta las tantas
En solo 18 meses ha conseguido hacerse con una clientela fija que colapsa este pequeño salón y está llena de nombres conocidos tan dispares como Jaime de Marichalar, Ramón Hermosilla, Alberto Comenge, Lidia Lozano, Sebastián Palomo Danko, Luis Medina y Brianda Pan de Soraluce o el escritor Manuel Hidalgo. ¿Qué tiene este sitio para provocar el despendole de tanta buena familia? Puede contestar su idearia, Inés Osuna, una emprendedora que se toma la diversión muy en serio y que un día colgó la bata de odontóloga para abrir un local que reuniera a sus amigos en torno a un ambiente de clasicismo-cozy acogedor en todos sus frentes: comida, atmósfera y copas.
El primero es una carta fácil, buena, tirada de precio y supervisada por el cocinero gastrobotánico Rodrigo de la Calle, que ha seleccionado platos apetecibles de todos los tiempos y lugares, desde una pizza con trufa negra hasta anchoas de Santoña.
Recomendado para: Fans de John Wayne. El título del bar hace honor a su caballo y está lleno de fotos del actor.
No vengas si… eres republicano. El perrito caliente es de hojaldre con parmesano y va con bandera rojigualda de mostaza y ketchup.
Después está la decoración de Nacho García Vinuesa, con paredes plagadas de carteles de teatro antiguos (funciones que dirigió José Osuna, abuelo de Inés), una iluminación decreciente a medida que se alarga la velada y elementos que dan confianza a la clientela, como la puerta abatible de doble hoja que deja entrever la cocina. La coctelería es también de lo más clásica: el gin-tonic premium se considera una horterada; aquí te lo servirán como siempre: seco, ultraburbujeante y cítrico.
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