El arte de servir (se) una copa
En plena era de las gastroexperiencias, y en medio de una época de sintomático recogimiento doméstico, un fabricante de muebles con Premio Nacional de Diseño, Punt Mobles, y uno de los estudios de diseño más creativos del panorama nacional, el colectivo Cul de Sac, han optado por reivindicar y recuperar el placer sencillo y sofisticado, de servir (se) una copa del mueble bar. Con cierta nostalgia por el ritual que despierta abrir el cocktail cabinet y con la intención de apostar por la recuperación de la artesanía en la producción de algunos muebles, el mueble bar Mist no está pensado para las grandes mansiones. Pero quiere aportar misterio, sofisticación, delicadeza, ritual, y también discreción, a los pisos actuales.
Así, con el tamaño de un secreter, sobre ruedas desplazables o sobre patas fijas, el mueble hace convivir bandas de madera de nogal superpuestas y franjas de cristal ahumado que anuncian, sin desvelar, el contenido del cofre. La convivencia entre el cristal y la madera en un plano único es lo que convierte este diseño en un elemento especial, delicado y exquisito. Un proceso inverso de marquetería (que incrusta la madera en el cristal y no al revés) lo ha hecho posible. Así, el mueble oculta y muestra a la vez su contenido gracias a ese juego de materiales. Con un desplazamiento horizontal de ambas partes de la tapa, el bar queda abierto. Y la barra montada. El botellero queda a mano, accesible desde arriba. Y auxiliado por una bandeja móvil para guardar sacacorchos o artilugios para preparar los cocktails. Las copas se guardan en la parte baja, abriendo dos puertas con tiradores ocultos.
Los diseñadores del estudio valenciano Cul de Sac comparan la supervivencia de las tipologías de mobiliario con la de los seres vivos. Y hablan de su mueble bar Mist como de un “invitado más a la fiesta, una pieza preciosista para esconder pequeños tesoros y grandes historias”. Una de las definiciones más conocidas de los cocktail cabinets era precisamente esa: los muebles que solo sirven para guardar tonterías. Es cierto que las copas ayudan a decirlas. Pero también marcan el preámbulo de las grandes ocasiones. Por eso, mutado en un animal doméstico, de tamaño reducido, móvil y discreto, el mueble bar sobrevive, o renace, para adaptarse a los nuevos tiempos. Aunque nos falte el espacio, que no les falte sitio a las copas.
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