Antonia Revuelta, madre de la mujer desaparecida en Boadilla
"Me hace mucha falta mi hija"
El dolor se aprecia en el rostro de Antonia Revuelta, la madre de María Piedad García, de 30 años, desaparecida hace hoy un año. Los ojos enrojecidos y un gesto de cansancio y desesperación se mezclan en esta mujer que se encarga de sus dos nietos desde aquel fatídico día.
Pregunta. ¿Cómo ha sido este primer año?
Respuesta. Ha sido muy horroroso, muy malo. Yo cada día creo que mi hija va a venir. No estoy mentalizada de que Javier, su ex compañero, la haya matado.
P. ¿Cómo lo están llevando los dos hijos?
R. El mayor lo está llevando bastante peor. Ha cambiado en el colegio y está un poco más rebelde. Me abraza y me dice que me quiere mucho. Él sabe la verdad, que su madre ha desaparecido y que la están buscando. También le dije que su padre se cayó por un barranco y que ha muerto. Él cree que estaba buscando a su madre. No ha vuelto a preguntar por ello.
P. ¿Y cómo se presentan unas fechas tan señaladas como las Navidades sin María Piedad?
R. Muy mal. Los compañeros del supermercado donde trabaja han suspendido la cena de Navidad. Y estas fechas sin mi hija van a ser horribles. ¡Otra Navidad sin ella! ¿Dónde está? Ojalá que aparezca pronto y podamos celebrarlas.
P. ¿Qué tal se está portando la Guardia Civil?
R. Muy bien. Estoy muy agradecida y todo lo que diga es poco. Me han dicho que no van a parar hasta que la encuentren, que no van a dejar de mirar y de buscar hasta que haya algo. También tengo que agradecer el trabajo de la Policía Local de Boadilla del Monte y de la Protección Civil.
P. ¿Cómo es el día a día sin su hija?
R. Por las tardes, lo llevo muy bien con los niños. Tengo que estar bien por ellos. Por las mañanas lo llevo fatal. Estoy metida en la cama y llorando. Si de otra forma adelantara algo,... Solo me lo paso llorando y pidiendo que vuelva mi hija. Siempre me pregunto si no habría alguien que la viera aquella noche. Solo pido que si alguien sabe algo, que la traiga y que acabemos con esto. No pienso denunciarle ni hacer nada. Que la lleve a una gasolinera o donde sea necesario. Me hace mucha falta mi hija. Creo que un día va a venir y vamos a poder celebrarlo todos. Solo pido que vuelva, que la dejen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
San Silvestre Vallecana: horario, dónde ver y recorrido de la carrera
La Grossa de Cap d’Any: sorteo del miércoles 31 de diciembre
Un menú de día de 193 euros, comida el día de Navidad y mariscadas: los gastos que Ábalos pasó PSOE
La Bolsa española cierra su mejor año en tres décadas: ¿quién ganó y quién perdió?
Lo más visto
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- La auditoría de los pagos del PSOE descarta la financiación irregular, pero cuestiona gastos reembolsados a Ábalos
- Villamanín se instala en el limbo tras la crisis de la lotería y a la espera de acordar qué hacer con el Gordo: de momento, no hay denuncias
- Bukele dice que le gustaría seguir gobernando en El Salvador “10 años más”
- “A mi taller vienen economistas y abogados buscando dar un cambio a su vida”: Mike Hausmann, el ebanista que se negó a vivir pegado al ordenador




























































