Durban cierra aplazando los acuerdos al 2020
Conclusiones de la Contra-cumbre de Durban, por nuestro enviado especial Jose Barahona.
Fotografía de Zahra Moloo
Pues ya está. Con un día y medio de retraso, la conferencia de Durban ha terminado con, una vez más, acuerdos de mínimos. Acuérdense que hace dos años necesitábamos un acuerdo de reducción de emisiones en Copenhague que asegurara que se limitara el calentamiento atmosférico a menos de 2 grados. Allí no pudo ser y fue un gran fracaso. Pues dos años después, seguimos sin tenerlo. El acuerdo no solo era urgente en Durban, ¡era urgente en Copenhague hace dos años! Y seguimos sin él. USA seguido por otros países como Canada, Australia o Japón ha conseguido dinamitar cualquier acuerdo que limitara las emisiones a partir del año que viene. ¡Se han pospuesto acuerdos sobre nuevas reducciones hasta el 2020! Y esto mientras los científicos no paran de decirnos que se nos acaba el tiempo y que incluso 2017 puede ser demasiado tarde.
Aquí ha habido buenos y malos. Algunos de los malos ya los he nombrado, en los buenos habría que poner a la UE que ha hecho frente común con los países más pobres y siempre se ha mostrado dispuesta a continuar Kyoto, pero se ha quedado sola entre los grandes contaminantes. La UE es responsable por el 11% de las emisiones, por lo que por muy lejos que vayan, si USA, China, India o Sudáfrica no le siguen, poco se notara en las emisiones globales.
El Fondo para la adaptación al cambio climático de los países en desarrollo también se ha quedado en nada. El Fondo se ha aprobado, sus funciones, su estructura… pero no se ha establecido como se va a financiar. No hay ni una sola herramienta de aportación al Fondo acordada. Hace 3 días todavía estaba en los textos el impuesto a los transportes marítimos, que hubiera significado billones de dólares al año y que contaba con el apoyo de la industria naviera, pero lo han eliminado en el último momento. USA y otros se han negado a que apareciera ninguna forma específica de como obtener los fondos. Imagino que así eso lo pueden tratar en Catar el año que viene, mientras los campesinos en África se buscan la vida.
Es indignante, decepcionante, desmotivador… ver como se esfuman las posibilidades de parar un desastre que va a afectarnos a todos, especialmente a los más pobres. Para mi, que he estado en Durban, es doblemente cabreante; uno está tan cerca de los que toman esas decisiones y no sabe que más hacer. La sensación de impotencia es mayor estando aquí.
Cierro el blog de estos días con el reconocimiento a los miles de Africanos y en especial a las mujeres campesinas, que se han acercado hasta Durban para dejarse oir. Han sido la nota más positiva de estas dos semanas y ellas va la última foto de esta serie.
Más nos vale seguir presionando a los políticos en cada uno de nuestros países para obtener cambios a nivel nacional, más fáciles de adoptar que el consenso de 190 países; y no lo neguemos, más nos vale asumir nuestra responsabilidad y reducir nuestras emisiones como individuos, por que por lo visto en Durban, no son las negociaciones mundiales y los grandes acuerdos los que resolverán el problema.
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