Barcelona. Domingo por la mañana. Función de teatro familiar en un centro cívico. El progenitor que se sentó a mi vera se tiró los 50 minutos del espectáculo leyendo prensa deportiva en el iPhone. Dos filas por delante, una madre se empleó, como si estuviera en su casa, a darle la papilla a un bebé de meses que todavía me pregunto qué hacía en la sala. De hecho, había un montón de familias comiendo. Móviles sonando…
La misma ciudad, tres semanas antes, guiñol en la calle. A la compañía le costó como 10 minutos hacer callar al público, sobre todo a los padres. Entre las estrambóticas actitudes, la de un padre que grabó todo el espectáculo con la cámara del móvil. Desde bastante atrás. Aún me duele el brazo de pensar en la rampa que debió arrastrar el hombre durante semanas.
Sábado pasado. Circo Rossi en la Monumental. Niños que tiran del vestuario de los payasos cuando salen entre el público. Niños que blanden espadas de lucecitas estereoscópicas durante el número de malabares, ante el pasmo de los mozos de pista y los iluminadores, pendientes de que la artista que se estaba jugando el tipo no se partiera la crisma si la desconcentraban. Familias que se levantan. Pasan por delante del resto. Al rato regresan, charlando animadamente.
La pregunta es ¿si no te mola, no te interesa o no te gusta… para qué vas? Desde el otro lado, Libe, educadora y actriz con ocho años de oficio, relata un rosario de anécdotas cosechadas en animaciones y espectáculos infantiles. Desde padres que a media actuación le han tirado los tejos –uno le pidió el teléfono y otro le preguntó si por 20 euros más le hacía un streptease—, hasta un gracioso que a medio truco de magia va y le suelta a su hijo: “Si no le sale, pégale una patada”.
Libe relata experiencias desagradables tanto en casas de la zona alta como en teatros de barrios humildes. Padres que rechazan rotundamente que su hijo le pida al payaso un globo rosa en forma de flor al grito de “te van a llamar maricón”; grupos que la han contratado para desentenderse de los niños y marcharse dos horas por ahí; una madre que alquiló tres horas de números non stop para el cumpleaños de su hija de dos años –a quien cambió cuatro veces de modelito para posar con el fotógrafo mientras la pobre criatura lloraba del colapso…
La actriz destaca que, sea cual sea la situación, hay una máxima que no falla: “cuando hay padres es mucho peor”. “Los niños solos son otra cosa, igual te puede costar 10 minutos meterles en la historia, pero por lo menos cuando están solos no repiten los patrones de casa”, asegura. “Que no somos monos, somos profesionales, actores, aunque el teatro infantil esté muy mal considerado, como si fuera la opción para los que no pueden hacer otra cosa, cuando habrá quien haga espectáculos malos, como con todo, pero hay montajes muy buenos”, reivindica.
Hablando con Libe me he enterado de dos cosas que no sabía. Una, cuando suena un móvil, aunque esté en silencio, puedes dejar medio sordos a los actores si llevan pinganillo. Dos. La costumbre de que los personajes salgan al vestíbulo del teatro para hacerse fotos con el público es algo que hacen invitados por el teatro que les paga (al margen de los derechos de imagen, podrían negarse, pero quién es el guapo) y a menudo “casi sin tiempo de secarte el sudor antes del siguiente pase”. Libe es diplomática, se gana la vida en ello, y a aunque le duela, no dice lo que pensamos muchos: si es para dar por saco, que se queden en casa.
(La foto, tomada en el centro cívico La Farinera de Barcelona, son los personajes de La Princesa y el Guisante, de Festuc Teatre. Buenísimo, este mes están en el SAT)
Comentarios
No es algo exclusivo del teatro infantil... Yo lo veo diariamente en conciertos y en teatro adulto. Incluso gente hablando por el móvil en el cine. La gente, simplemente, ha perdido el respeto. Y, francamente, no sé cómo se les puede reeducar para que lo recuperen...
Lo peor es que los padres somos el espejo de los hijos... Seguro que luego algunos van de padres guays que llevan a sus hijos al teatro infantil... Lo ideal es que no dejaran entrar a los adultos, como en Micropolix. http://espaciodecrianza.wordpress.com
De Eduardo Galeano en "El libro de los abrazos".La dignidad del arteYo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con que. Cuando me viene el desánimo, me hace bien recordar una lección de dignidad del arte que recibí hace años, en un teatro de Asís, en Italia. Habíamos ido con Helena a ver un espectáculo de pantomima, y no había nadie. Ella y yo éramos los únicos espectadores. Cuando se apagó la luz, se nos sumaron el acomodador y la boletera. Y, sin embargo, los actores, más numerosos que el público, trabajaron aquella noche como si estuvieran viviendo la gloria de un estreno a sala repleta. Hicieron su tarea entregándose enteros, con todo, con alma y vida; y fue maravilla.Nuestros aplausos retumbaron en la soledad de la sala. Nosotros aplaudimos hasta despellejarnos las manos.
Reina la No-educación y una falta de civismo, solidaridad y respeto hacia nuestro congéneres que es simplemente alucinante. El todo vale se impone en casi todos los ámbitos muy a pesar de algunos, pocos que cada vez nos sentimos más extraños haciendo las cosas BIEN. También temo que poco se podrá hacer ya ... triste y verdad.
Se mezclan dos cosas a un mismo tiempo, ausencia absoluta de valores y total responsabilidad de enseñar a nuestros hijos a gestionar sus emociones. Dificil ecuación no?Me dedico a la comunicación infantil.. me sobrecoge lo que veo.. lo que oigo.. . Es fundamental que sentemos las bases de un nuevo sistema educativo..nuestros hijos son los ciudadanos del siglo XXI
Ayer mismo en el cine un niño de dos años lloraba sin cesar durante la proyección, y me pregunto que indujo a los padres a pensar que un pequeño aguantaria la hora y media sin protestar... mi pequeña de la misma edad se quedó fuera con su padre paseando mientras yo estaba con las dos mayores. Es más sencillo de lo que parece. En el articulo hablas de papilla, yo he visto a una madre quitar tras de mí un pañal con caca, con el olor correspondiente. Culpo en cualquiera de los casos a los padres y al personal del cine que los deja pasar.
La opulencia en que hemos vivido estos últimos años nos han convertido en bestias desconsideradas. Al contrario de lo que pueda marcar el sentido común, tener más oportundades y bienestar no nos ha llevado por la senda de pensar en el bien común sino al individualismo acérrimo.
Yo me preocuparía de verdad si mis hijos se quedasen clavados a la silla durante toda la función porque eso significaría que los estamos apijotando y saturándolos de normas ridículas que sólo sirven para que los padres estén cómodos. Pero, Clara, no entiendo por qué habéis tenido hijos (me refiero a ti y tus colegas, la Jan, etc.) si tantos problemas os están dando. ¡Ah, no, perdón, esta vez son los hijos de los demás los que os dan mal rollo! Es que a veces no acabo de enterarme.
Totalmente de acuerdo:1- La gente va a espectaculos para "entretener" a los niños, dándole l a misma importancia que al botón de la tele.2-No sabemos ni nos interesa si es bueno o malo.3-No tenemos ninguna educación pública, y los promotores no están por la labor de educar, bastante tienen con competir con las videoconsolas y las teles.Que se puede hacer:1- Invitar al personal a callarse o a apagar el móvil.2-Enseñar con el ejemplo a nuestros hijos3-Valorar el trabajo de los actores.
Para nada de acuerdo, para nada impresentables, ole esos padres que quieren algo más para suus hijos, aunque toque la papilla!. Está fenomenal poder iniciar a los niños en el teatro, el cine, y cualquier tipo de ocio enriquecedor además de la tele y las maquinitas. Hoy día hay una oferta que hasta hace muy poco no había, y yo al menos pienso que es una suerte que niños y padres podamos compartir estas cosas, que haya espectáculos con este fin. Pero ojo, que hablamos de niños, y los niños tienen sus horarios, sus necesidades, sus manías y sus emociones...Si los coartamos por muy teatro q sea, muy elevado q consideremos el tema, volveremos a lo de antes: teatros para culturetas única y exclusivamente, ocio alternativo para niños cero. Si vas a un espectáculo de niños encontrarás niños! gracias a dios! Yo a estos padres a los q tanto molesta el q los niños sean niños en espectáculos de niños, lo que les recordaría son los corrales de comedia, cuasi origen del teatro después de los clásicos, donde no, no había niños, pero el público, muy respetable, podía hasta tirar verduras a los actores si lo tenían a bien.
Ni tanto ni tan calvo, respeto sí, siempre, pero es q hablamos de espectáculos para niños con suus padres por favor, no del Lady Macbeth del teatro real! Los niños en sitios de niños comportándose como niños, y los padres atendiéndoles como niños q son. Yo espero que entre papilla y papilla,pañal y pañal, lloro y lloro, galletitas y zumos varios, y cabezadita del padre q sale de trabajar a las tantas y se levanta sin rechistar con 4 horas escasas de sueño para llevar a sus hijas al teatro, mis niñas aprendan a valorar un arte que les acompañará toda su vida gracias a que existen montajes para ellas donde las dejan ser ellas.
Yo les cito a veces a mis hijas,sobretodo a la mayor ( que entiende mas ) lo que dice la Biblia ; que hay tiempo para todo, pues se lo adecuo a : HAY LUGARES PARA TODO...En el parque se puede saltar, se puede gritar, se puede jugar " estamos en el supermercado hija, esto no es un parque, comportare como se comporta uno cuando esta en el supermercado" ...Y lo mismo si vamos a un restaurante, y ya consigo que se quede tranquilita como una señorita bien educada en su mesa : ) ...Lo mismo aplicaría a lo que citas en el blog, pero ahí parece que son los adultos los que se hacen de niños.
Polux, mi hija fue a ese espectáculo y se quedó 50 minutos clavada en la silla simplemente porque estaba metida en la historia hasta el tuétano, de hecho no para de hablar de ello desde hace 10 dias y la pienso llevar a verlo otra vez. Los niños no apijotados son los que son capaces de centrarse y entusiasmarse por algo, no los que necesitan ser a toda costa el centro de atención. Arantxa: espectáculos para niños, por supuesto. Que los niños se pongan a cantar, o aplaudir cuando no toca no creo que moleste a nadie. Que suenen 20 teléfonos móviles es innecesario y el padre que pasa la función mirando al teléfono (no durmiendo) lo único que está transmitiendo a su hijo que es el esectáculo no tiene ningún interés. Así difícilmente se va a interesar el hijo. Mezclar el buen comportamiento con clasismo es ridículo. Para disfrutar de un buen espectáculo es necesaria la atención, y eso vale para el carnegie hall y para los títeres. Y un bebé de 3 meses, lo siento, no pinta nada en un teatro infantil, ya tendrá muchísimo tiempo para ir más tarde.
Coincido con Marta, primer comentario, voy bastante a conciertos de música en diferentes salas y es lo mismo, jovenes y menos jovenes hablando por los móviles, yendo y viniendo de la barra a buscar las incontables cervezas para ellos y los amigos, diálogos entre ellos interminables y muchas veces dando la espalda al escenario. Y siempre me pregunto lo mismo, para que van a escuchar y ver un directo? Porqué pagan las entradas ? Porque no tiene más respeto por el espectáculo, y por sus artistas?
Yo he dejado de ir a los cuentacuentos de la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla porque los padres se comportande forma maleducada, no paran de charlar como si estuvieran en una terraza.
Yo soy narrador oral profesional y muchas veces en las sesiones de cuentos para público familiar tienes que marcar primero a madres y padres y hacerles entrar en el espectáculo porque si no se dedican a sus charlas y sus móviles sin importarles nada lo que piensen sus hijos. Los padres son modelos para sus hijos, si ellos valoran los espectáculos infantiles como un mero pasatiempo (menos molesto que cuidar durante ese rato de sus hijos) los hijos lo percibirán y no valorarán para nada el espectáculo al que asisten. La educación de nuestros hijos ocupa las 24 horas del día. Y el adjetivo "infantil" sumado a "espectáculo" no significa menor (o de mala calidad o que cualquier cosa vale), simplemente significa que TAMBIÉN lo pueden disfrutar los niños, pero ese también incluye a los adultos.Un estupendo post. Gracias Clara.
Os habla un profesional bibliotecario que lleva muchos años trabajando con niños, haciendo y trayendo cuentacuentos, títeres, teatro para niños. A ver, ni tanto ni tan calvo. En el terreno de cuentacuentos y teatro para niños hay tantísima gente que se dedica a eso que por fuerza tiene que haber gente muy buena, profesional, y gente, que con todos los respetos, deja mucho que desear. Yo los he visto. Y no me extraña que en esos casos los papás y niños armen la marimorena, porque incluso se lo merecen. Se nota mucho en cambio cuando viene alguien que tiene las cosas muy claras y que conoce estas cosas. Puede salir algún pijotero, pero es raro o saben como atajarlo. De todas formas, reflexión para todos: ¿no llevamos ya mucho tiempo haciendo este tipo de actividades como para haber educado suficientemente al público? ¿En qué estamos fallando?
No me creo que los modelos adultos tengan gran influencia sobre los niños, más bien me decanto por que nacen ya casi modelados del todo. Me refiero a que son las vibraciones intraútero las que determinan en gran medida la personalidad del infante. Si la madre es fría o masoquista o se fatiga demasiado en el trabajo o tiene que aguantar malos olores, etc., etc. el niño nacerá con un determinado potencial conductual. Por eso no hay que tomarse el embarazo a chirigota y conviene estar en absoluta intimidad con el embrión y el feto, alejadas de todo aquello que pueda resultar nocivo. En la vida no existen las casualidades.
Simplemente la mayoría de estos padres ya son unos maleducados que a su vez están maleducando a sus hijos. Así tenemos lo que tenemos, simplemente una gran parte de gente que esta mal educada. Lo que siempre se cumple y no es casualidad, es que cuando no están los padres, los niños suelen estar mejor. Yo el otro día corté una actuación antes de lo previsto, eso sí, nadie sabía lo que tenía que durar, porque los niños al final acabaron invadiendo mi espacio. Los padres en la parte de atrás ni siquiera se inmutaron para venir a recoger a sus niños si estaban cansados de estar allí. Cuando recogía un pequeño grupo de niñas y algún niño que escuchaban muy atentos, se acercaron para ver mis archiperres y preguntarme cosas sobre las historias que acababa de contarles. A ellos les conté otra historia en petit comité que junto a sus padres escucharon atentamente. Con ellos me quedo...
Bienvenidos la MALA EDUCACIÓN. vivo rodeada de ejemplos todo el día. esto es lo que hay, es una INUNDACIÓN de mala educación y egoísmo y de maleducados
hace unos años estuve en un teatro infantil con mi sobrino. cuando terminó el espectáculo los niños se avalanzaron al escenario para coger las piezas del decorado y llevárselas, y los padres sin hacer nada, y encima riéndoles la gracia... yo no me lo podía creer... indignante, y luego queremos que los niños se porten bien???
Muy bien Arantxa tienes toda la razon¡ aunque lo mejor seria dejaros a ti a tus hijos en pelotas y soltaros por el campo igual es donde deberiais estar y alli a saltar a correr a gritar y daros cabezazos unos contra otros por que de tal pal tal astilla, que poca vergüenza, y luego queremos educación, el problema es que para tener hijos solo hay que hacer una cosa cosa , pero yo tengo un piano y no por eso soy pianista y tu querida arantxa tienes hijos y no por eso eres madre, dentro de unos años aver como te responden esas criaturitas...que te vaya bonito.
hace 2 semanas fuimos a ver con mis 2 chicos el espectáculo de Luis Pescetti en el centro civico de Lesseps. Un genio, solo con su guitarra nos puso a todos a bailar y a reir en un espectáculo de gran equilibrio entre canciones para niños y humor para padres. Eso no impidió que algunos padres que se sentaron delante, en el suelo, dejaran que sus chicos, ya no tan chicos jugaran y pelearan a los gritos delante del escenario al que incluso intentaron subirse, el artista los fue atajando, hasta que en un momento paró la canción y dijo: "hay aqui unos huerfanitos... alguien se puede hacer cargo de estos pobres niños que no tienen padres? UN MAESTRO! de todas maneras, a pesar de las risas... los chicos siguieron alli!!! y sus padres sentados tan tranquilos. Habia cien personas prestando atención y 5 niños molestando. Para mí estaba claro: padres egoistas y complacientes que ni se enteraron de su falta de respeto.
FLIPANTE!!! Jamás me ha pasado algo parecido, bueno, espera, sí, el viernes pasado en un Cuentacuentos en el Corte Inglés de Albacete. El actor les pidio reiteradamente a los padres del fondo que se callaran, a mi me dio mucha vergüenza, la verdad. Otra cosa es cuando he ido a teatros de pago, NUNCA ME HE ENCONTRADO CON ALGO ASÍ. Eso sí, una vez una madre se empelló en que su hijo estuviera toda la obra cuando empezó a llorar desde el principio, así ¿cómo le va a gustar el teatro?, te sales y ya está, forzando no se consigue nada de nada. Yo cuando voy al teatro con mi hija voy porque creo que le puede gustar a ella, pero he ido a tan buenos espectáculos que hasta a mi me han gustado y es porque los actores siempre hacen guiños a los padres.
Es "striptease" con "i" latina. Saludos.
Pues mira que sí que me siento identificada con lo que cuenta esta Srta. Libe, porque lo he vivido. Cuando hacía teatro infantil, se podían dar dos situaciones: que la función fuese en una sala de teatro, y los niños estuviesen metidos en la historia desde el minuto 1, o que fuese una contratación de un particular para el cumple del nene o nena. Ahí ya veías como "poderoso caballero es Don Dinero": quien te contrata es porque te puede pagar el caché (que no era mucho, pero hay que pagarlo), y se cree con patente de corso para hacer lo que le venga en gana. Desde miraditas a los traseros de las actrices hasta incitaciones a la violencia, al grito de "dale una torta, que el payaso es tonto". Cuando sonó esta frase en concreto, y el niño se levantó enfilado a nuestro compañero, éste se giró y le dijo (mirada fulminante incluida) "señora, que no somos payasos, que somos actores", se dio la vuelta y siguió con la función como si nada. Ah, y al niñito se le cortó el rollo.
Normalmente los niños cafres son hijos de padres cafres, que encima les rien las gracias. Cuando, como tu dices, estan solos aún los puedes meter en el asunto, pero con sus padres como que se crecen. Yo tuve un teatro de marionetas hace años y había sitios en los que nos tiraban trozos de bocadillo por la ventana del guiñol. Una vez, un niño se puso a mear contra la esquina del teatrillo que era de lona y nos la puso perdida y allí nadie le dijo nada.
Pero a veces es todo lo contrario. En un pueblo pequeñito de Albacete los niños, al ver llegar el furgón, salieron corriendo detras gritando, ¡a llegado el teatro, a llegado el teatro! y se mataban por ayudarnos a bajar las cosas y a montar y se vieron la obra compartiendo y applaudiendo y riendo. A veces eso, algo te compensa.
Yo tengo un niño al que llevo a menudo al teatro y le he enseñado desde pequeñito a amar y respetar. Cosa que muchos padres olvidan o no saben, directamente.
Buenas tardes:Vamos a estrenar una obra de teatro para niños en el teatro Liberarte. Dado que ustedes tienen un blog donde se habla de este tipo de teatro, quizás les interese saber más información, por lo que pueden entrar en el siguiente blog:http://lasaventurasdepicoypata.blogspot.com/Gracias y un saludo.
Uf, qué me vas a contar. Ayer nos dejaron entrar para ver a nuestros hijos de 3 años en la piscina. Los monitores advirtieron que las fotos estaban prohibidas. Bueno, pues padres sacando fotos con flash, grabando con vídeo mientras los niños estaban desatendidos porque los monitores se pasaban el rato regañando a los que pasaban de las normas. Por fin entendí por qué no nos dejan entrar a verlos todos los días. ¿Qué educación darán esos padres a sus hijos?
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Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.