Avanza la prefabricación
FOTOS: Miguel de Guzmán
“Muchos de mis recuerdos más felices se encuentran asociados a espacios, como un container en medio de un bosque, una casa de madera tipo alpina o vivir rodeada de caballos y otros animales”. La clienta apareció en el estudio de Elii con ese programa tan concreto y tan poco concreto a la vez. Los arquitectos buscaron revivir las sensaciones de esos recuerdos con una casa capaz de generar nuevas vivencias y experiencias. El encargo era ese: la experiencia convertida en casa.
El terreno está 45 kilómetros al norte de Madrid, en Pedrezuela. Tiene pendiente y poca vegetación, pero magníficas vistas sobre un paisaje frondoso. La decisión del estudio Elii fue la de compartimentar los usos, emplear módulos de madera estructural, escalonar la ubicación de esos módulos para vencer la pendiente del terreno y también para crear una gradiente de intimidad. La vida iba a girar en torno a un patio. Los módulos de usos comunes estarían cerca de la calle. Los más privados, resguardados.
¿Cómo construir todo eso de manera rápida (dos semanas) y económica? Eva Gil Uriel Fogué y Carlos Palacios, Elii, decidieron emplear paneles de madera montados en seco. “El sistema constructivo no es muy frecuente en España. Consiste en la industrialización de unos paneles de madera, que llegan a la obra en dos camiones para ser montados por tres operarios con la ayuda de una grúa”, explican. Los paneles de madera contralaminada se forman cruzando tablas de pino y abeto encolado. Cada panel está formado por láminas longitudinales y transversales y “gracias a esta disposición cruzada, la resistencia estática y la rigidez aumentan en comparación con otros productos de madera que funcionan únicamente en la dirección predominante de las fibras”, explican. Una vez realizada la estructura (el paso que aparece en las fotos), se construye el aislamiento y la impermeabilización. “Las fachadas y la cubierta se recubrirán con un sistema ventilado de lamas de roble rojo americano, una madera tratada que respira y ofrece alta resistencia a la radiación UV. El acabado en los patios será de policarbonato celular”, cuentan.
Superada la cimentación, el cemento desaparece de esta obra. Y aparecen los módulos. Aunque se trate de un elemento de procedencia industrial, la uniformidad no está reñida con la singularidad. Al mantener una geometría constante, realizando siempre los mismos cortes en el taller, se simplifica la producción y se abaratan los costes de la vivienda (1100 euros/metro cuadrado con vallas y rampas incluidas). Al montar las piezas en seco se reduce, se abarata y se hace más sostenible la construcción de la vivienda. El montaje se acorta de las 8h horas-hombre habituales en un sistema tradicional a 20 minutos-hombre (según los datos del fabricante), distribuidor y montador del sistema de paneles KLH, Altermateria.
Los arquitectos explican cómo han aprendido a prever la relación entre diseño y construcción. Asegurando que “es importante aprovechar los paneles porque lo que compras es un panel entero de las dimensiones del camión que lo transportará a la obra, que se corta en piezas con tecnología de corte numérico”. Así, cuentan que estudiaron el sistema hasta dar con una geometría que, a la vez que evita perder madera en desperdicios, permite hacer un espacio interesante, a la medida de la clienta, adaptado al terreno y que potencia la relación con el entorno.
“Habitar es desplegar jugadas”, sostienen los arquitectos. Así, la casa podrá usarse entera o por partes. Se entrega cruda, básica. El usuario y el tiempo terminarán la propuesta. Al final, la casa se llama House of Would por que ha sido un trabajo condicionado por la experimentación. El condicionante Would actúa como un “Y si “ (What if…) para ensayar los deseos de la clienta y las soluciones que los arquitectos y el constructor iban ideando en el proceso de diseño y construcción. Avanza la era de una prefabricación dialogante que aúna facilidades industriales con cuidados artesanales.
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