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"Cada niño lleva su ritmo"

La pareja acusada de maltratar a un bebé de siete meses se escuda en que la niña se les cayó "un par de veces" y en que no tenían dinero para darle leche

Esmeralda Cuadrado, una mujer de 26 años de piel translúcida y "personalidad límite" trató de explicar esta mañana en la sala número 15 del Tribunal Superior de Justicia de Madrid cómo pudo no darse cuenta de que su hija Jasmin, de siete meses, tenía los brazos y las piernas rotas, un hematoma cerebral, una hemorragia ocular y anemia. "No sé, cada niño lleva un ritmo", "lo normal", "se me cayó una vez" y otras respuestas dubitativas. Junto a ella, Milton Miranda, con quien convivía Esmeralda desde que la bebé tenía dos meses de vida. Él tampoco sabía nada. También se le cayó alguna vez. "Yo no le di mis apellidos y la cuidaba pocas veces. Pero cuando lo hacía la niña sonreía", fueron las explicaciones de este joven ecuatoriano de 27 años y rostro lampiño. Ambos se enfrentan a una pena de 22 años de cárcel por maltrato continuado e intento de homicidio.

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La niña fue alimentada exclusivamente con manzanilla durante semanas. "No tenía dinero para leche y alguien me dijo que eso engañaba al estómago". Tampoco la aseaban con la frecuencia idónea y casi nunca salía de una habitación oscura. "Yo la llevaba al pediatra y me decía que todo estaba normal", titubeaba Esmeralda, que mantenía una tormentosa relación con Milton. Precisamente, la niña fue trasladada al hospitalDoce de octubre el 20 de enero de 2009 porque la mujer tuvo que abandonar la vivienda que compartía con el joven. "Llamé a mi madre que me viniera a buscar porque me echaron de la casa". También apareció el padre biológico de la niña, Javier Mesa, que fue quien observó la palidez extrema de la criatura y el hecho de que "tenía blanda la cabeza". La bebé estuvo 18 días en la UCI y aún tiene graves secuelas, algunas de ellas "podrían ir a peor", según los informes médicos en manos de la fiscalía.

Esmeralda Cuadrado explicó el que el resto de los moradores de la casa oyesen un fuerte ruido seguido de violentos lloros de la niña poco antes de que esta ingresase en el hospital fue porque "me tropecé con la cuna y luego dije, ¡joder!". La acusada tiene una minusvalía visual del 80%. Fue trasladada a un centro de acogida tras la agresión y después se le asignaron unos padres de acogida. El padre biológico va a solicitar la custodia.

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