Cíes, el síndrome del parque temático
Los visitantes duplican el máximo permitido pese al aviso de la Xunta a las navieras
"No es que se pasen del cupo, es que lo duplican", afirma una joven voluntaria del campo de trabajo de la Xunta en las Cíes. No habla de oídas. Desde que los responsables del Parque Nacional Illas Atlánticas abrieron expediente a mediados de mes a cuatro de las cinco navieras que llevan a los turistas a las islas por incumplir el límite de 2.200 visitantes diarios, parte de la labor de los voluntarios consiste en hacer guardia en el muelle de la playa de As Rodas para contar uno a uno a los que desembarcan.
Es miércoles y, pasadas las 10,30 de la mañana, la playa aún está desocupada, tras un fin de semana de lluvia inclemente y un par de días sin sol. La estampa dura poco. Mientras uno de los voluntarios recoge colillas, los barcos empiezan a llegar sin pausa, uno tras otro, dejando centenares de visitantes que embarcaron en Cangas, Vigo o Baiona. "Tenemos 50 atraques al día", comenta un empleado del parque nacional que dice que la semana anterior el número de visitantes llegó en un solo día a 4.600.
Decir que Cíes está saturado de turistas dependerá de con qué se las compare. El atasco en las pasarelas no alcanza el agobio que puede producir el darse una vuelta por los paseos marítimos de Baiona o Sanxenxo, pero sorprende para un parque nacional. El bar que acoge al visitante al cabo del muelle recuerda, salvo por las paredes encaladas y unas mesas de madera en el interior, al de un área de servicio de autopista, y a la hora de comer no da abasto. El camping está casi lleno a pesar de las lluvias recientes y para separarse del gentío es necesario adentrarse bastante en las rutas por la isla.
Hay un factor clave. En 2009 se abrió el mercado a la libre competencia. Hasta entonces la línea a Cíes era una concesión pública. Adjudicada en 1998 a la naviera Mar de Ons, la directiva de servicios de la UE obligó más tarde a liberalizar el mercado. La Xunta remoloneó durante algunos años, pero finalmente, y tras una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia, abrió el pastel a la libre competencia. Hoy son cinco las compañías que llevan sus barcos a la isla, y el control es más complicado. Además de Mar de Ons, destaca por la frecuencia y la capacidad de sus transbordadores Nabia. Ambas están a la gresca por la competencia en los transportes de la ría de Vigo, pero sus responsables coinciden en señalar que los viajes a Cíes son especialmente rentables. "Es un destino apetecible, y aunque el tiempo este verano ha sido malo, la temporada se va a cerrar de manera satisfactoria, con el mes de agosto lleno prácticamente todos los días", admiten desde Mar de Ons en un correo electrónico. Por descontado, nadie reconoce que venda más pasajes de los que debe. Mar de Ons niega la mayor y asegura que cumple "escrupulosamente" con los límites. María José Acuña, gerente de Nabia, aduce que la central de reservas informática que gestiona la venta estuvo fuera de servicio por un problema técnico "un día o dos". "Por dos días tampoco se acaba el mundo, cuando los restantes 88 [de la temporada de verano] se está respetando". A pesar de que la central de reservas señaló a mediados de mes que todos los billetes estaban agotados, las navieras mantienen en funcionamiento en el puerto de Cangas las casetas de venta, con la justificación de que el mal tiempo provocó cancelaciones de reservas.
El director del Parque, José Antonio Fernández Bouzas, acompaña el mismo miércoles al director general de Conservación da Natureza,, Ricardo García-Borregón, de visita en la isla para echar un vistazo a los campos de trabajo de los voluntarios. Ambos niegan, cuando se les inquiere al respecto, la posibilidad de que las navieras se salten los cupos porque les compense arriesgarse a pagar la multa. La sanción máxima que prevé la ley reguladora es de 6.000 euros. El director general aduce que a las compañías también se les puede retirar el permiso.
El borrador del Plan Rector de Usos y Gestión del Parque Nacional Illas Atlánticas está en periodo de alegaciones. Además de las críticas de los pescadores a la exclusión de zonas de pesca, que ya fueron reducidas desde Medio Rural a un exiguo 3% respecto a las previsiones iniciales, el documento planea reducir el cupo de visitantes a 1.800. Nabia dice que no se opone. "Hay que buscar la optimización entre disfrute y conservación. Si se ha demostrado que es la cantidad ideal, hay que respetarla". Para Mar de Ons la nueva restricción "no es positiva". "Consideramos que tendría más eficacia un plan de sensibilización a los visitantes para preservar el entorno que la reducción del cupo". Un trabajador del parque, con más de 20 años de experiencia, relativiza el problema: "Siempre ha habido gente en verano, lo que pasa es que ahora se le da importancia".
A las dos de la tarde, sale del muelle el último barco. El grupo de voluntarias echa cuentas. "Hasta ahora, 3.500", concluyen. Por la tarde vendrán más.
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