Uniformes en la escuela pública
El próximo mes de septiembre, los niños y niñas de Màrius Torres no se vestirán con el equipo del Barça ni con su camiseta favorita ni con los pantalones prestados del hermano mayor ni con el vestido de la Hello Kitty. Para ir al cole todos ellos lucirán uniforme. Bueno, no todos. Una familia, según le consta al director del centro, no cumplirá con la nueva norma (los centros públicos no pueden obligar por ley a llevar este traje). Otras dos o tres familias han abandonado el colegio.
La escuela pública Màrius Torres, en el barrio de Collblanc de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), se convertirá en el primer centro público catalán que ha acordado introducir el uniforme en las clases para niños de 5 a 11 años. Justificación: "dignificar" la escuela. El anuncio ha provocado un gran revuelo pese a que en comunidades como Madrid y Valencia ya existen colegios públicos que lo implantaron.
Hablamos con Jorge León, director del centro, al que se le nota un poco cansado de la polémica y muy convencido con la medida. "Hace mucho tiempo que queríamos darle una vuelta al colegio en el aspecto externo y también pedagógico. Y a los padres les pareció muy bien la idea", explica el director, que el próximo curso estrena edificio. "Sólo un 4-5% contestó que no y la misma cifra no contestó. El uniforme para las niñas costará 60 euros y para los niños 52".
Nadie discute la practicidad de la iniciativa. Los que hemos llevado uniforme sabemos que es cómodo aunque llega un momento en que el niño se satura y reclama su libertad para vestir. Los que tenemos hijos que van a un colegio sin uniforme conocemos la lucha diaria por el vestir.
¿Realmente dignifica el uniforme o es un paso atrás? "Es una forma de tenerse más autoestima y de identificarse con el centro. Pero el uniforme no hace al monje, es decir, no mejora el rendimiento escolar", asegura León. "Este colegio es como si fuera internacional, tenemos alumnos de más de 30 nacionalidades y así se pueden sentir identificados con el proyecto".
En Cataluña el uniforme es una práctica habitual en colegios privados y concertados. El debate resurgió hace unos meses cuando la recién estrenada consejera de Educación del gobierno de CiU, Irene Rigau, invitó a los consejos escolares de los centros a reflexionar sobre la vestimenta. Rigau considera que "hay una obsesión de los alumnos por saber cada día qué se ponen" debido a las modas, y propone debatir "si es más recomendable o no una forma más práctica de vestir, más igualitaria, porque a veces las diferencias son muy evidentes". Hay quien considera que este debate hoy no es prioritario teniendo en cuenta las dificultades que atraviesa la escuela pública.
Los pedagogos consultados, según un artículo publicado en El País, señalan que en edades tempranas puede mejorar la actitud, pero nunca el rendimiento. "Vestir uniforme no tiene impacto pedagógico", subraya Victòria Gómez, experta en educación.
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