Los indignados de Barcelona se quedan en la Plaza de Catalunya
Los acampados mantienen el campamento pese a las celebraciones por el triunfo del Barça
"¡Felip Puig, dimisión!". El grito corrió ayer de boca en boca entre los centenares de indignados de la Plaza de Catalunya que asistían a una asamblea general. Tenían que votar si se quedaban o se iban para evitar problemas en la celebración de la Champions en caso de que el Barcelona, como finalmente ocurrió, ganase. Hubo debate y distintas propuestas y al final decidieron lo predecible: resistir. "¡No nos dejemos asustar por lo que pasó ayer! ¡Nuestra lucha no es contra el Barça ni contra la poli, es contra esta sociedad!", arengaba uno de los oradores desde la tribuna.
Tras el triunfo del Barça sobre el Manchester United, la celebración se mezcló con la acampada de los indignados, que habían decidido permanecer allí y que, finalizado el partido, comenzaron a formar cordones de seguridad para impedir que entraran en su zona grupos de descontrolados. Ambas manifestaciones -festiva, ruidosa y dando botes una; quieta, tranquila y dialogada la otra- resultaron ser perfectamente permeables, en contra de lo que temía el consejero de Interior, Felip Puig, que el viernes ordenó una intervención de los Mossos d'Esquadra para "limpiar la plaza", que acabó con 121 heridos.
Pese a la espontánea convivencia, un centenar de indignados identificados como "acampados" en un folio pegado a la camiseta se esforzaron en transmitir sus intenciones: "Estamos acampando, no la lieis mucho, aquí no celebramos lo del Barça", alertaban a la oleada culé con espíritu de servicio de orden.
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