Campanario llora y se indigna ante el tribunal

María Jesús Campanario eligió la indignación y la rabia a la hora de dar su testimonio ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Cádiz que juzga el caso Karlos por la presunta estafa a la Seguridad Social con pensiones por incapacidad laboral y en la que la esposa del torero Jesús Jesulín de Ubrique Janeiro es una de los 25 personas acusadas de formar parte de la trama.

Campanario dijo ante los magistrados que se sentía "estafada, humillada, juzgad y condenada, aunque no por un tribunal". Campanario está acusada de haber pagado a los integrantes de la trama con el fin de que se alterara el grado de minusvalía laboral que padece su madre, Remedios Torres, para poder así cobrar una paga vitalicia del Estado.

La esposa del torero, que es una de los 15 acusados que han alcanzado un pacto con el fiscal para reconocer los delitos y así conseguir una reducción de pena, fue acusada el martes por el supuesto cerebro de la trama, el exjefe de la Policía de Ubrique, Carlos Carretero, de haberle pagado 18.000 euros para lograr la pensión de su madre. Campanario reconoció haber entregado 9.000 euros a los presuntos integrantes de la trama. "Para que a mi madre le vean los mejores especialistas pago 9, 24 o 72.000 euros", aseguró con gravedad Campanario ante el tribunal.

No obstante, la labor de los médicos no tenía nada que ver con la salud de Torres, sino con la posibilidad de cambiar su situación de incapacidad temporal por incapacidad permanente, para poder así cobrar una paga a cargo del Estado. Por su parte, el l inspector médico Francisco Casto Pérez Lara, uno de los principales acusados en la trama negó su implicación en los hechos y ha dicho que ha sido "evidentemente utilizado" y había pecado "de pardillo". Casto está acusado de ser el encargado de "acelerar" el proceso para obtener las pensiones.

Sobre el caso la madre de María José Campanario, aseguró que "esta señora" había sido citada en su consulta por el equipo administrativo y que fue con un contrato como limpiadora de una gestoría (la de Carlos Carretero) y con informes médicos en los que constaba que padecía dos hernias cervicales, una dolencia que, por "consenso técnico", "nunca se opera". Por lo que en su informe propuso una incapacidad permanente que pasó a ser tramitado por otras instancias en el Instituto Nacional de la Seguridad Social.