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El candidato de Brasil a la FAO se queja de la competencia de España

Graziano dice que Moratinos le apoyaba y que le pidió disculpas por presentarse

La decisión de presentar a Miguel Ángel Moratinos como candidato a director general de la FAO traicionó el compromiso previo de España de apoyar para este puesto al candidato de Brasil, el ex ministro especial contra el hambre José Graziano. "Brasil contaba con el apoyo de España, por ser países que siempre trabajamos juntos en la lucha contra el hambre", asegura el propio Graziano, que desde el día que anunció su candidatura, mucho antes que Moratinos, es el favorito indiscutible para hacerse con el puesto.

"La primera vez que me encontré en esta campaña con Moratinos fue en la cumbre de la Unión Africana, a fines de enero, ocasión en la que me pidió disculpas diciendo que había sido una decisión de última hora", añade Graziano en una entrevista por escrito con EL PAÍS. "[Moratinos] Me dijo que estaríamos juntos hasta el final", dice el candidato brasileño.

Moratinos "me dijo que era una decisión de última hora", asegura Graziano
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La candidatura del exministro de Asuntos Exteriores a la dirección general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) fue una decisión personal del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tras prescindir de él en la remodelación de Gobierno del pasado 20 de octubre.

El análisis que se hizo entonces en el ambiente diplomático fue que Zapatero necesitaba meter en el Gobierno a Leire Pajín y a Trinidad Jiménez, que a petición del presidente se había tirado a la hoguera de unas primarias en Madrid, para perderlas. Para cuadrar los cambios, Zapatero utilizó la silla de Moratinos, cuya gestión al frente de Exteriores nunca había sido cuestionada en el Ejecutivo.

El 10 de enero, tras dos meses de especulaciones, Moratinos anunció que el Gobierno de España lo presentaba oficialmente a la dirección general de la FAO. La elección del director general para el periodo 2012-2015 se producirá el 25 de junio en una reunión en Roma en la que votan los representantes 191 países miembros de esta organización, un voto por país.

Graziano y Moratinos llevan casi tres meses enfrascados en una carrera vertiginosa, visitando varios países a la semana para conseguir los apoyos uno a uno para llegar a junio con garantías. Ambos tienen a su disposición un pequeño equipo de sus respectivos ministerios de Exteriores, que corren con los gastos asociados a la candidatura.

Hasta que el Gobierno español decidió presentar a Moratinos, José Graziano tenía prácticamente asegurado el puesto. En primer lugar, ya es directivo de la FAO, en la que ha sido responsable de la organización para América Latina y el Caribe durante cinco años. Pero, sobre todo, es el autor del Programa Hambre Cero de Brasil, un éxito mundial con el que el Gobiernos del expresidente Lula da Silva sacó de la miseria a decenas de millones de brasileños. Enfrente tenía candiatos de Irán, Irak e Indonesia que no podían competir en prestigio ni currículum.

Sin embargo, la candidatura de Moratinos añade un elemento de incertidumbre con el que el brasileño no contaba. Moratinos es un diplomático de prestigio, con nombre propio en Europa, Latinoamérica, norte de África y Oriente Medio. De pronto, existe la posibilidad de que Moratinos divida el voto entre los dos candidatos más potentes y, de carambola, Graziano quedara fuera en alguna de las rondas de votaciones, que son secretas. Según analizan fuentes relacionadas con la organización, Graziano sigue siendo el favorito, pero ahora con un elemento de incertidumbre inesperado. Y además, a traición, pues España era uno de sus apoyos dentro del bloque iberoamericano.

El exministro brasileño asegura que ya cuenta con "el apoyo de América Latina y el Caribe, además de los países de lengua portuguesa". "Espero que el resto de países de África, Asia Europa y Oceanía voten al candidato más capaz y con experiencia demostrada al más alto nivel", añade en referencia a sí mismo. Según Graziano, cuando se vieron en la cumbre de la Unión Africana en enero, Moratinos le dijo que estarían "juntos hasta el final". "Hay que darle esa segunda oportunidad para apoyarnos", añade.

Una de las principales bazas de Graziano es, además, que en la FAO votan 133 países pobres, que tienden a dar su voto a candidatos "de los suyos", según fuentes que han visto este proceso en directo en otras ocasiones.

Los seis candidatos se verán las caras por primera vez el próximo lunes 11 de abril, en Roma, cuando se reúne el Consejo de la FAO. En esta reunión, que es el máximo órgano entre las Conferencias (plenarios), participan 40 países, y se ha pedido a los candidatos que hagan una presentación ante el Consejo de sus proyectos.

España contribuía a la FAO con 45 millones de euros en 2009. En 2010, la cifra bajó a 12 millones.

Un nuevo duelo entre Madrid y Río

La elección de director general de la FAO, el organismo de Naciones Unidas para la lucha contra el hambre, se parece bastante a la elección de sede de los Juegos Olímpicos. En esta ocasión, como sucedió en la reunión del Comité Olímpico Internacional en octubre de 2009, España y Brasil vuelven a presentar las dos candidaturas más potentes, y la votación, según las cábalas de los expertos, puede ser exacta a aquella.

Hay 191 países miembros y cada uno tiene un voto. El voto de Andorra vale lo mismo que el de Estados Unidos. Hay seis candidatos, de España, Brasil, Irak, Irán e Indonesia. Igual que para los Juegos Olímpicos, se producen sucesivas rondas de votaciones y en cada una de ellas el candidato con menos apoyo se cae de la carrera. Así, hasta que sólo quedan dos y gana el que saque mayoría. Por tanto, los candidatos que sobreviven a las rondas van recogiendo los votos de los eliminados.

Y como entonces, pocos se atreven a hacer cálculos en un voto secreto que se negocia hasta el último minuto, hasta el mismo pasillo de la FAO, país a país. Graziano y Moratinos son los dos políticos más conocidos de la carrera. Si no se anulan mutuamente en alguna de las rondas, se enfrentarán en un duelo final, como aquel que ganó... Río de Janeiro.

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