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Jiménez: "El Rey de Jordania es el más reformista de todos"

La ministra de Exteriores expresa el apoyo de España a los cambios emprendidos por Abdalá II

"El Rey es el más reformista de todos". La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, salió la audiencia con Abdalah II convencida de que el monarca hachemita se propone acometer profundas reformas en el régimen jordano. No lo ha hecho en los 12 años que lleva en el trono, pero las revueltas en el mundo árabe, que han se contagiado también a su país, le han hecho moverse. El pasado 1 de febrero aceptó la dimisión del primer ministro, Samir Rifai, y nombró a Maruf Bajit, con el encargo de emprender "reformas económicas y políticas reales". Además, creó una comisión de diálogo nacional a la que dio tres meses para preparar una reforma electoral y una ley de partidos.

La ministra ha aplaudido estas medidas y expresó el apoyo al proceso de cambio por parte de España y la UE, con la que Jordania acaba de alcanzar un acuerdo avanzado de asociación que la convierte en socio privilegiado de la UE. No todos son tan entusiastas y el Frente de Acción Islámica (FAI), principal grupo de oposición, ha anunciado que seguirá las movilizaciones hasta lograr una monarquía constitucional. Jordania está lejos de serlo. El Rey ostenta el poder ejecutivo y el Parlamento no es representativo. "El camino será todavía largo", admite Jiménez. Las autoridades jordanas reclaman inversiones y apoyo económico, conscientes de que el desempleo y la pobreza están en la base del descontento.

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Los regímenes árabes han optado por caminos diferentes ante la movilización popular. Túnez y Egipto se ha deshecho de sus autócratas, mientras que Libia y Bharein, entre otros, han optado por aplastarla. Igual que Siria, que ayer detuvo a 25 opositores, por más que Jiménez sugiriera, tras su entrevista con Bachir El Asad, que éste también emprenderá reformas. Quienes sí las anunciado son los reyes de Marruecos y Jordania, aunque su alcance está aún por comprobar.

La calle árabe vive la situación de los países vecinos como si fuera propia. A su llegada a Beirut, la jefa de la diplomacia española se ha encontrado con una ciudad colapsada por una manifestación de Hizbulá en solidaridad con los chiíes de Bahrein. Jiménez ha evitado condenar la entrada de tropas saudíes en el emirato y se ha limitado a recordar que responde a un acuerdo del Consejo de Cooperación del Golfo, que condena a Gadafi pero no duda en reprimir a sus propias revueltas.

Líbano, mientras tanto, sortea su propia inestabilidad. El nuevo primer ministro, Nayib Mikati, elegido el 25 de enero con el apoyo de Hizbulá, aún no ha logrado formar gobierno, por lo que sigue en funciones su antecesor, Saad Hariri. Jiménez tenía previsto entrevistarse ayer con ambos, pero no pudo reunirse con Hariri y debió conformarse con el ex primer ministro Fuad Siniora, también de la coalición prooccidental 14 de marzo. El proceso abierto por el tribunal internacional por el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri en 2005, en el que están supuestamente inculpados miembros de Hizbulá, aunque el acta de acusación se mantiene secreta, planea como una espada de Damocles sobre el futuro del país. La decisión del juez de ampliar las diligencias puede dar unos meses de respiro. O prolongar la inestabilidad.

El ministro de Exteriores jordano, Naser Judeh, durante su encuentro con su homóloga Trinidad Jiménez.
El ministro de Exteriores jordano, Naser Judeh, durante su encuentro con su homóloga Trinidad Jiménez.MUHAMMAD HAMED (REUTERS)

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