Rubalcaba: "Garantizar la seguridad en Afganistán supone garantizarla en España"
El vicepresidente primero visita por primera vez a las tropas en Afganistán donde asegura que le ha pedido al gobernador de la provincia de Badghis que "apretara" en la investigación de la muerte de los soldados españoles
Apenas 42 días después de que el presidente Zapatero hiciera una viaje relámpago a la misión española en Afganistán, el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha aterrizado en las bases de Herat y Qala-i-Naw para reunirse con el contingente, dar apoyo a las tropas y convencer a la opinión pública de la necesidad de que siga adelante una misión que queda muy lejana ante los españoles y en la que a lo largo de 2010 han muerto dos soldados, dos guardias civiles y un traductor afgano: "Es la misión más importante y difícil y por eso estoy aquí. No podemos permitirnos que Afganistán exporte odio y terror", ha dicho en su brindis al contingente en Qala-i-Naw. "Todos dependemos de todos. Garantizar la seguridad aquí supone garantizarla en todo el mundo, también en España". "Estáis muy lejos de España, pero allí sentimos que estáis trabajando para nosotros, no solo para los afganos", ha señalado en Herat.
Cuatro meses después de la muerte de dos guardias civiles en Qala-i-Naw el 25 de agosto, el capitán de la Guardia Civil José María Galera y el alférez Abraham Leoncio Bravo, y de su intérprete a manos de un talibán infiltrado en la base, la plana mayor del Ministerio del Interior acompañaba ayer al vicepresidente primero: el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, y el director general de la Policía y de la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez. El vicepresidente, entonces solo ministro, ha empezado a hablar poco después del atentado de la posibilidad de trasladarse a Afganistán para visitar a los guardias civiles.
La visita ha durado apenas siete horas. Aterrizaron en Herat (oeste del país) a las 3:50 hora española y volaron dos horas y media después a Qala-i-Naw, en Badghis, provincia bajo mando español en el noroeste del país, donde el vicepresidente se ha reunido con el gobernador de la provincia, Delbar Jan Arman, a quién ha pedido, según ha explicado después en una reunión con los guardias civiles en la nueva base Ruy González de Clavijo, que "apretara" la investigación por los asesinatos.
Los guardias civiles desplegados en la base de Qala-i-Naw tienen como misión formar a los policías afganos. Lo hacen en cursos de nueve semanas y grupos de unas 60 personas. Una labor complicada en un lugar en el que lo único que hace falta para ser nombrado policía es presentar dos firmas como aval, que pueden ser de cualquier comerciante o notable del lugar. "Es difícil", señala uno de los agentes. "Formamos a gente que vive en un país que, si quitas los móviles y las motos, parece el siglo XIV y que muchas veces no tienen qué comer". Badghis es una de las zonas más pobres del país. "Según su calendario viven en 1.389. Y parece nuestro 1.389".
Rubalcaba no dio nuevos detalles sobre la transferencia del mando de Badghis y Herat al Gobierno afgano, pero ha repetido la frase de Zapatero: "No hemos venido para quedarnos". Durante la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa el 19 y 20 de noviembre se fijó una hoja de ruta que supone comenzar el traspaso de la autoridad en 2011 y concluirlo en 2014. En el caso de las dos provincias con presencia española, se prevé que el mando de Herat, bajo responsabilidad italiana y uso conjunto con España, se transfiera durante el segundo semestre de 2011 y que en Baghdis, donde está el grueso de las tropas, comience en 2012. Zapatero insistió en que los plazos eran "orientativos", y así lo reiteró ayer el vicepresidente primero, que habló de un "calendario indicativo" y de unos "objetivos irrenunciables" mientras repetía la importancia de hacer de Afganistán un lugar seguro "que nunca vuelva a ser lo que era".
España tiene desplegados en estos momentos en Afganistán a más de la mitad de los militares desplazados en misiones en el exterior: hay 1.521 militares autorizados y 45 guardias civiles de un total que no llega a los 3.000. La mayor parte están en la base de Herat y Qala-i-Naw. Hay un reducido número de soldados en Kabul integrados en los Cuarteles Generales de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) y un equipo de instructores de la Guardia Civil en Mazar-i-Shariff, según los datos ofrecidos el pasado 16 de diciembre por la ministra de Defensa, Carme Chacón, en el Congreso de los Diputados. Además, la AECID realiza en la región labores de reconstrucción a través de 15 trabajadores expatriados y colaboración con el Gobierno y ONG afganas.
El esfuerzo del Gobierno español en la zona es máximo. De los 787,9 millones de euros que han costado las operaciones en el exterior, 464 millones, casi el 59%, se han gastado en Afganistán. Se trata, además, de la misión con mayor coste en vidas. De las nueve personas que han muerto en las misiones españolas en el exterior, cinco lo han hecho en Afganistán. Aparte de los dos guardias civiles y el intérprete asesinados, en enero murió el soldado del Ejército de Tierra Christian Quishpe, ecuatoriano, atropellado por un blindado de la base, y un mes después falleció el soldado John Felipe Romero Meneses víctima de un atentado contra un convoy que transitaba por la ruta Lithium.
España ha duplicado su presencia militar en Afganistán durante los últimos cuatro años. Los telegramas del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks y publicados por EL PAÍS han revelado la intensa labor de presión diplomática de la Embajada de EE UU en Madrid al Gobierno español para incrementar el número de tropas ante la actitud en un principio reacia del presidente Zapatero.
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