Caamaño niega que EE UU ofreciera dinero por acoger presos de Guantánamo
Blanco, sobre las revelaciones de Wikileaks: "No sé de qué me esta hablando". Solana: "Hubiera preferido que no se hubieran producido"
El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha negado rotundamente que EE UU haya ofrecido hasta 85.000 dólares (unos 65.000 euros, al cambio actual) por cada uno de los cinco presos de Guantánamo que el Gobierno español se comprometió a acoger y que fue visto como una oportunidad para mejorar sus relaciones con Estados Unidos y para ganarse la confianza del presidente Obama, según desvela hoy EL PAÍS. Sin embargo, uno de los cables diplomáticos a los que ha tenido acceso EL PAÍS (213748) da cuenta del ofrecimiento de ese dinero a España para cubrir los costes del traspaso de presos.
Según consta en el documento, la oferta la hizo el enviado especial para el cierre de Guantánamo, Daniel Fried, a dos directores generales, Luis Felipe Fernández de la Peña, del Ministerio de Exteriores, y Arturo Avello, de Interior. En la reunión estaba presente también un representante del Ministerio de Justicia, no identificado en el cable, que ahora dirige Caamaño.
Caamaño, ha defendido que la transparencia de los fiscales que "se pronuncian siempre con luz y taquígrafo" y ha considerado que los documentos de Wikileaks son "una información de partes basada en valoraciones subjetivas que se producen en un entorno discreto y que ahora se descontextualizan". Además, asegura que no le consta que la diplomacia estadounidense presionara a altos cargos españoles para archivar investigaciones como el caso Couso o los vuelos de la CIA. Sí le constan "muy buenas relaciones entre dos países amigos" que además tienen muchos intereses en juego. De igual modo, ha remarcado que es "absoluta y rotundamente falso" que Estados Unidos haya ofrecido "cantidad alguna" a España para que acoja presos de Guantánamo.
También el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, ha negado rotundamente el ofrecimiento de dinero por parte de EE UU y, en declaraciones a la Cadena Ser, ha recordado que es una "información de parte" y se ha congratulado de que las conversaciones filtradas no hayan tenido "muchos efectos". El número tres del PSOE ha asegurado que no ha hablado de este tema con Zapatero pero sí con el Gobierno aunque, ha matizado, "no en profundidad".
Por su parte, el ministro de Fomento, José Blanco, ha evitado hoy pronunciarse sobre las presiones y los boicots de la Embajada de Estados Unidos en la Audiencia Nacional y el Gobierno para tratar de detener las causas judiciales que les afectaban. "No sé de qué me está hablando", ha asegurado Blanco al ser preguntado tras comparecer ante la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados. "Estoy compareciendo desde las nueve de la mañana, no tengo información", ha remachado.
Quienes también se han pronunciado sobre la filtración son dos ex pesos pesados de la política nacional e internacional. El ex presidente del Gobierno, Felipe González, ha restado hoy importancia al contenido de los papeles de la Secretaría de Estado y ha considerado que el 90% de las filtraciones divulgadas ya fueron en su día publicadas en su contexto por la prensa.
Por otro lado, el ex vicepresidente con el propio González y responsable durante muchos años de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea, Javier Solana, ha asegura que "hubiera preferido que no se hubieran producido" las filtraciones de Wikileaks, informa Cristina Delgado desde Girona.
"Para empezar, porque tampoco revelan cosas que no se supieran, al menos que yo no supiera", ha asegurado. "Lo que hacen es poner las cosas negro sobre blanco. En público. Y eso sí es nuevo", ha razonado.
Pero sobre todo, ha subrayado, no le gusta la publicación de los documentos secretos porque, en su opinión, produce una "cosa muy mala: la desconfianza en la diplomacia clásica". Ha explicado que "un diplomático de un país extranjero se reúne con el embajador para darle su opinión sobre diversos temas", hasta ahora pensaba que ofrecía opiniones e investigaciones personales que quedaban entre él y el embajador y que los nombres a los que se refería no se harían públicos "ni saldrían el la portada del diario más vendido de su país".
Sin embargo, tras la publicación de los documentos del Departamento de Estado de EE UU, "cambian las relaciones de confianza en las que se basa la diplomacia clásica", lamenta.
Especialmente, subraya, por la forma de la que se han obtenido estos documentos, "que no es a través de ningún hacker informático, si no porque alguien ha ido, los ha copiado y los ha pasado, y eso me preocupa", ha expresado.
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