Nueva arquitectura vernácula
¿Cómo hablar con el pasado desde el presente? ¿Cómo puede un edificio contemporáneo releer una arquitectura vernácula dictada, durante siglos, por los materiales, la topografía, las costumbres y el clima de un lugar? El estudio donostiarra VAUMM hizo un ejercicio de equilibrismo en el frontón y la casa concejil que levantó en Arribe-Atallu y que quedó finalista en la selección Arquia/Próxima
Entre los “maioak”, las cumbres rocosas que rodean el pronunciado valle del río Araitz, crece un entorno rural de prados y arboledas en el que Íñigo García Odiaga, Javier Ubilos, Marta Álvarez, Tomás Valenciano, Jon Muniategiandikoetxea y Jon Ander Azpiazu levantaron un frontón y una casa consistorial para el pueblo navarro que lleva el nombre del río. Los arquitectos hundieron un volumen de 323 metros cuadrados para utilizar el desnivel como graderío para el frontón y suavizar, a la vez, su impacto en el lugar. La cubierta metálica de este nuevo edificio dialoga con los tejados de los caseríos del valle. También lo hace la fachada de madera de cedro de la casa concejil y la combinación de policarbonato y cedro en la del propio frontón. Así, los nuevos inmuebles unen sus volúmenes a las estructuras de entramado características de los edificios del pueblo.
La idea de estos jóvenes proyectistas donostiarras era esa: continuar el paisaje: dotar al pueblo de nuevas instalaciones sin interrumpir el paisaje. Para ello trataron de redefinirlo desde unas normas antiguas actualizadas. Recurrieron a otras experiencias, como una antigua reforma de caseríos en Beizama, y trabajaron con la topografía, la trama salpicada del lugar y también con los materiales locales. La madera es el material de este valle. Por eso, es un entarimado de cedro rojo, combinado con policarbonato, lo que cierra el frontón para evocar con los cierres de entablado en los pabellones agrícolas.
Más allá del lugar, los arquitectos de San Sebastián demuestran con este proyecto que los edificios también se actualizan recuperando su diálogo con los ciudadanos. En esa línea, son los elementos iconográficos -el soportal característico del norte lluvioso, la iluminación nocturna de los edificios públicos o el balcón del Ayuntamiento, esperando celebraciones- lo que imprime en estos nuevos inmuebles un renovado carácter social.
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Babelia
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