He tirado la toalla en la empresa privada, detesto lo que me ofrecen
Piden carrera, máster y dos idiomas para trabajar 12 horas por 700 euros al mes y con contrato temporal
Soy una madrileña de 28 años quizá un poco atípica, me explico. Estudié Derecho por vocación, sacando la carrera con un expediente académico brillante. A continuación cursé un Máster en Asesoría Jurídica de Empresas y entré a trabajar a uno de los más grandes y conocidos despachos de abogados de España, en el área de Derecho Mercantil.
Mi profesión me encantaba pero había un "pero". Con 24 años recién cumplidos me fui a vivir con mi actual marido, casi al mismo tiempo que entré a trabajar en este despacho. Pronto me di cuenta de que allí no se valoraba el esfuerzo sino el permanecer horas y horas calentando el asiento, especialmente hasta última hora de la madrugada. Quien se marchaba a las 22.00 tras haber trabajado más de 14 horas sin comer ni parar ni para ir al baño era calificado de "sinvergüenza", "cara dura" y demás lindezas. Mis compañeros no entendían que viviera con mi pareja y que quisiera tener hijos. Pronto me pusieron la cruz por marcharme a una hora medianamente razonable. Cuando decidí alzar la voz, incluso me amenazaron, así que me marché voluntariamente.
A partir de ese momento sólo he encadenado trabajos basura. Me sobra formación para los puestos a los que opto, por lo que no me cogen. No opto a puestos de "categoría" porque se de sobra cómo funciona ese mundo y yo no valgo para ser un tiburón.
En 2008 encontré un trabajo medianamente decente, aunque con un sueldo descretísimo, y me decidí a ser madre. Tuve un mal embarazo, estuve casi todo el mismo de baja. Y, tras mis 16 semanas de rigor, me pedí una excedencia. En septiembre acudí a firmar mi reducción de jornada para incorporarme en octubre y me encontré con que "mi puesto de trabajo ya no existe", por lo que me ofrecían pactar el despido o sentarme como un ficus en una esquina a ver las horas pasar. Obviamente opté por lo primero, así que desde hoy soy una nueva parada más a añadir a la lista.
Lo triste es que con 28 años y mi formación he tirado la toalla en el mundo de la empresa privada. Creo que me equivoqué de carrera y detesto lo que las empresas quieren ofrecerme. No sé qué haré de ahora en adelante, tengo claro que mi prioridad en la vida está lejos de ganar mucho dinero o estar muy reconocida, pero aspiraría a tener algún día un trabajo dónde se me valorara como me merezco, por mi valía y capacidad, y también como ser humano con derecho a tener una vida. No sé si será posible pero, mientras tanto, he acabado con este ciclo de trabajos basura que sólo minan mi autoestima.
Pienso que los jóvenes hoy día nos conformamos con muy poco. Si nadie se presentara a esas ofertas donde piden carrera, máster y dos idiomas para trabajar 12 horas a la otra punta de Madrid por 700 euros al mes y con contrato temporal, ofrecerían puestos mejores. Pero así están las cosas y mucho me temo que es difícil que cambien.
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