(Pre)Parados, Borges y la zanahoria
Los títulos, el acceso al saber, tienen en sí un valor mucho más importante que su mera capacidad para engordar las nóminas
Empiezo a estar un poco harto de leer tanta carta de lacrimógena en elpais.com sobre lo desgraciados que somos los miembros de nuestra generación. Parafraseando a Borges, yo creo más bien que simplemente "nos tocaron, como a casi todos los hombres, tiempos difíciles en que vivir".
La vida ha puesto a mi (¿a nuestro?) alcance oportunidades que hubieran sido inimaginables para mis (¿para nuestros?) padres, y por ello me siento muy afortunado. ¿Acaso ellos lo tuvieron más fácil? Por tener, tuvieron que enfrentarse a los últimos años de una dictadura, a un país fracturado, a un período de transición crucial para la historia de España y, en muchos casos, lo que nunca tuvieron fue el privilegio de poder poner un pie en la universidad. Los títulos, el acceso al saber, tienen en sí un valor mucho más importante que su mera capacidad para engordar las nóminas.
No sé muy bien a qué edad mis padres montaron por primera vez en avión, pero dudo que fuera antes de los treinta. Yo, a mis veintinueve, llevo siete años estudiando en universidades extranjeras a ambos lados del Atlántico. ¿Expatriado? ¿Desarraigado? No, sencillamente ciudadano del mundo. Y no me cambiaría por nadie, aunque algunos cobren 10, 100 o 1000 veces más que yo. Quizás el problema no sea que la tan ansiada zanahoria no resulte lo suficientemente sabrosa, sino que nos hemos cegado tanto con ella que ha acabado por obstaculizar nuestra visión del camino. No perdamos más el tiempo lamiéndonos las heridas y luchemos por aquello que queremos cambiar. Al fin y al cabo, estamos sobradamente (pre)parados para ello, ¿no?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.