Enric Marín, nuevo presidente de los medios públicos catalanes

Se ha acabado la provisionalidad en el consejo de Gobierno de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, el ente que rige TV-3 y Cataluña Ràdio. El periodista Enric Marín ha sido elegido nuevo presidente de la CCMA gracias a los votos de PSC, ERC e ICV-EUiA y con el rechazo de la oposición, CiU, PP y Ciutadans. El nombramiento de Marín, que accede al cargo tras la marcha del anterior presidente, Albert Sàez, devuelve las aguas de los medios públicos a la calma, con un consejo de doce miembros presidido por un miembro propuesto por el tripartito.

Su llegada, sin embargo, no ha sido fácil. El tripartito aceleró su acceso al cargo aprobando un decreto-ley - una medida reservada a los casos de urgencia que permite aprobar una norma sin pasar por el Parlament- para que su elección se produciera por mayoria absoluta, y no por dos tercios de los diputados tal como exige la Ley de la CCMA. Así evitaban un previsible bloqueo de CiU, que tras la marcha de Sáez vio como el presidente del consejo de gobierno, Roger Loppacher, propuesto por los convergentes, se hacía con la presidencia.

La polémica ha durado hasta hoy. En el tripartito, se ha afeado el bloqueo de CIU en el control de los medios públicos, usando su voto necesario para los dos tercios: "Ustedes han usado la CCMA con abuso de confianza, mala fe y basándose en intereses partidistas", ha espetado el diputado del PSC, Joan Ferran; "Ustedes no votan a Marín porqué quieren reforzar su estrategia, quieren dar a entender que el Gobierno fracasa", ha abundado el republicano Carmel Mòdol; Dolors Camats, de ICV, concluyó: "El consenso no se puede usar como derecho a veto". La oposición ha clamado, por su parte, contra el decreto-ley, que considera una "cacicada", en palabras de la diputada Joana Ortega, que hoy ha reiterado: "Su actitud es fruto de la cobardía política y el filibusterismo. El tripartito se ha sacado la careta". "Han salido del armario", ha añadido Santi Rodríguez, del PP.

Los argumentos han sido los mismos que se vivieron la semana pasada, cuando Marín pasó por la comisión de control que juzgaba su idoneidad. La única pega contra el candidato -cuyo nombramiento era secundario, con el debate centrado en el decreto-ley que lo ha permitido-, esgrimida por la oposición, data de 2005, cuando ejercía de secretario de Comunicación del Gobierno.