Turismo comunitario en el Titicaca
Hoy hemos hecho el programa de la cadena SER desde Murcia con motivo del Congreso Estatal del Voluntariado que se celebra aquí. La sección de viajes la hemos dedicado a hablar de los viajes solidarios o comprometidos, aquellos que implican conocer y participar en proyectos de cooperación y desarrollo, con ONG's o directamente con las comunidades indígenas. Se que en 15 días poco puedes ayudar o o aportar a quienes lo necesitan, pero aunque suene un poco frívolo, me parece interesante y plausible. Quienes optan por este tipo de vacaciones por lo menos demuestran un interés por comprender y entender a otras culturas y pueblos, conocer in situ la labor de cooperantes y voluntarios y dejarse un dinero en esas comunidades que de otra manera irían a los tour operadores.A mi me gusta en particular las propuestas de turismo comunitario organizado por las propias comunidades indígenas, donde en teoría todos los miembros de una comunidad participan del negocio y se reparten los beneficios. Una de las más interesantes que tuve la oportunidad de vivir fue en la isla de Amantaní, en la parte peruana del lago Titicaca.En Amantaní no hay hoteles ni restaurantes ni se espera que los haya en un futuro. Sus habitantes decidieron que su vida tradicional no se vería alterada ni por nuevas construcciones ni por el turismo de masas, que cada vez en mayor número llega a las costas del Titicaca. Estarían encantados de recibir turistas, por supuesto, al igual que hacen sus vecinos de la isla de Taquile, pero quienes quisieran conocer su isla deberían compartir con ellos sus casas, sus cocinas y su estilo de vida.Pasé unos días con doña Juanita y su familia. Y llegué a considerarme uno más de ellos. Un día se enteraron de que era mi cumpleaños y me prepararon una fiesta con vela y todo: se me encogió el corazón. En Amanataní no hay luz eléctrica, ni internet ni carreteras. La tecnología más avanzada es un único teléfono público. Pero te dan toda una lección de coherencia y de amor hacia su tierra y sus formas de vida, que pueden ser compatibles con la modernidad sin caer en la aculturización. O al menos, eso intentan.
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