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Marruecos fuerza al CNI a retirarse del norte del país

El servicio secreto español cerrará en julio su 'antena' en Tetuán

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el servicio de espionaje español, abandona el norte de Marruecos. El mes próximo cerrará su antena (delegación) de Tetuán, la capital del antiguo protectorado español, que dirigía un coronel secundado por un comandante de artillería. La inteligencia española abrió esa oficina cuando Marruecos accedió a la independencia hace 53 años.

La clausura es achacable a presiones marroquíes, según fuentes diplomáticas españolas en Rabat, aunque otras fuentes, allegadas al servicio secreto, aseguran que se trata de una reestructuración de su despliegue en Marruecos en virtud de la cual reforzará en breve su presencia en Rabat.

Los dos militares españoles, acreditados oficialmente en Tetuán ante sus homólogos marroquíes, se han despedido estos días. El coronel tenía previsto dejar su puesto este verano, pero no así su adjunto, que pensaba prolongar su estancia a las órdenes de un nuevo jefe. El comandante recibió, no obstante, la orden de hacer las maletas. Ninguno de los dos será sustituido.

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Tetuán era para los agentes del CNI, adscritos al Consulado de España en la ciudad, un punto de observación de todo lo que se mueve alrededor de Ceuta, del radicalismo islamista -la mayoría de los autores del 11-M son originarios de allí- y de la emigración clandestina hacia la Península.

Por ahora Rabat no ha formulado ningún reproche, ni siquiera velado, a la labor del CNI en Tetuán. Sí se muestra crítico con los supuestos intentos del Ministerio de Justicia español y del servicio secreto de alejar a los musulmanes de la vecina Ceuta del rito malekita que se practica en Marruecos.

Hace tres meses el jefe del CNI en Nador, la ciudad adyacente a Melilla, fue expulsado por Rabat. Esta antena para el Rif, que llegó a tener dos agentes, fue definitivamente cerrada en marzo. El suboficial del Ejército que la dirigía estaba también adscrito al Consulado de España, pero no acreditado ante los servicios secretos marroquíes, que, no obstante, lo toleraban.

Tras aquella expulsión, varias publicaciones oficialistas marroquíes acusaron al CNI de financiar en Nador a Chakib al Khayari, que desde su Asociación Rif Derechos Humanos había señalado la implicación de "instituciones del Estado" en el narcotráfico, principal fuente de riqueza del Rif.

"De esos pronunciamientos de Al Khayari", reza el sumario que sirvió para procesarlo, "se ve con nitidez que su actuación y, sobre todo, las declaraciones a la prensa extranjera contra las autoridades marroquíes afirmando que no realizan esfuerzo alguno para luchar contra la droga, fueron hechas a petición (...) de los dos diplomáticos que trabajan para el CNI" en Nador cuyos nombres recoge el documento.

Acusado de "ofender al Reino de Marruecos", Al Khayari fue condenado ayer a tres años de cárcel por un tribunal de Casablanca. El CNI siempre negó haber sufragado a este militante de los derechos humanos, pero la labor o la mera presencia, en el norte, de la inteligencia española pone nerviosas a las autoridades.

Por eso después de Nador le ha llegado el turno a la antena del CNI en Tetuán. Su cierre "reviste más trascendencia que el de Nador", según un diplomático español. La zona que cubría tiene mayor relevancia estratégica, su jefe mayor graduación y era además interlocutor oficial de la DGED y la DST, el espionaje exterior y el contraespionaje de Marruecos.

Pese a la buena relación política entre Madrid y Rabat, episodios como estos demuestran la desconfianza y los recelos existentes a la hora de cooperar.

68.500 euros de multa por cobrar una tribuna publicada en EL PAÍS

A Chakib el Khayari, el adalid de la lucha contra el narcotráfico en el Rif, le cayeron ayer tres años de cárcel "por ultrajar a las autoridades", por poner en duda su firmeza a la hora de reprimir la exportación de hachís a Europa. La sentencia lo condena además a pagar a la aduana una multa de 753.930 dirhams (68.539 euros) por cobrar una tribuna publicada en EL PAÍS el 4 de julio de 2006

Por aquella tribuna el periódico le hizo llegar un talón de 225 euros después de deducirle los correspondientes impuestos. Al Khayari, que reside en Nador, se desplazó hasta Melilla, distante de 14 kilómetros, para ingresar en un banco aquel cheque. Infringió así, aparentemente, la legislación marroquí que prohíbe abrir cuentas e ingresar dinero fuera del país sin una autorización previa de la Oficina de Cambios.

Por haber contravenido las disposiciones sobre el control de divisas, el tribunal de primera instancia de Casablanca impuso a Al Khayari la multa que deberá abonar ahora a la aduana, pero que no podrá pagar porque es insolvente. El impago de una multa significa que la pena de cárcel se prolonga aproximadamente un año.

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