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ENTREVISTA: ELECCIONES EUROPEAS | Aleix Vidal-Quadras | Candidato del PP

"El estado de necesidad obliga a que el PP pacte con el PSE en el País Vasco"

Tras 10 años como vicepresidente del Parlamento Europeo, Aleix Vidal-Quadras (Barcelona, 1945), ex presidente del PP en Cataluña, se presenta para una tercera legislatura en la cámara de Estrasburgo, fiel a su ideario liberal, aunque esta vez matizado por una aceptación de la intervención de Estado en la economía, vistos el alcance y las características de la crisis mundial.

Pregunta. En el debate con los demás candidatos trasmitido por televisión se declaró partidario de la economía social de mercado, pero en su caso esto es un cambio porque usted era un liberal a secas.

Respuesta. Sí, siempre me he situado en el sector liberal del PPE, como es conocido. Ese día me refería a la posición del grupo parlamentario del PPE, que es una familia política comprometida con la libertad de las empresas, pero siempre con una dimensión social. Es decir, con una preocupación por los sectores de la sociedad más vulnerables, que necesitan una atención de los poderes públicos. En el PP español hay conservadores, democristianos, liberales. Y lo mismo en el plano europeo.

P. Usted era un defensor de las tesis económicas de Friedrich Hayek y creo que no son propiamente las de la economía social de mercado, ¿no?

R. Bueno la escuela austriaca de economía pone el énfasis en la necesidad del mercado para determinar la asignación de los recursos y desconfía de un exceso de intervención pública. Pero nunca ha dicho que se tenga de dejar abandonados a su suerte a los parados, a las viudas sin recursos o a las madres solteras. Lo que afirma es que un exceso de intervencionismo termina por empobrecer a todos. Y que para que todos estén mejor, debe haber unos cuantos que estén por encima del promedio.

P. Para los liberales debe ser muy chocante, lo que ha sucedido con la crisis: los gobiernos conservadores interviniendo en la economía para salvar a las grandes empresas financieras e industriales.

R. La crisis económica y financiera que vivimos es el resultado de un conjunto de políticas equivocadas, erróneas, que han aplicado gobiernos de izquierdas, de centro y de derechas. Políticas monetarias que mantuvieron los intereses bancarios artificialmente bajos, políticas fiscales que en vez de favorecer el ahorro y la inversión incentivaron el gasto y el endeudamiento, políticas regulatorias que favorecieron la opacidad y la autorregulación de los mercados financieros y al final permitieron abusos y asunción de riesgos e incluso comportamientos delictivos. Y políticas sociales que en Estados Unidos llevaron conceder hipotecas a personas que no las podían pagar. Todo esto, unido, disparó el nivel global del crédito y del dinero, lo que provocó burbujas bursátiles y de la construcción, muy inestables, que al final han hundido todo el edificio. Pero decir que eso de que las políticas de derechas son las responsables de este hundimiento es un esquematismo infantil.

P. ¿De quien es, pues, según usted, la responsabilidad?

R. Los encargados de vigilar la City de Londres, el más importante centro financiero del mundo, han sido los señores Tony Blair y Gordon Brown, que no son de derechas, y las hipotecas subprime comenzaron a darse en el mandato del presidente Bill Clinton, que no es un republicano de extrema derecha, sino todo lo contrario. Y los comisarios europeos de economía en esta etapa son dos socialistas españoles, Pedro Solbes y Joaquín Almunia. No es una cosa de derechas e izquierdas. Gobiernos de todos los colores han caído en un modelo que al final ha provocado este desastre.

P. Bueno, pero lo que sí queda en evidencia es la teoría y la política que en estos años ha estado abogando por más y más desregulación de los mercados.

R. Entendámonos. La culpa no es de la falta de regulación y la desregulación sino la ausencia de regulación adecuada. Los mercados financieros requieren un control de determinados aspectos, como la opacidad fiscal (los paraísos fiscales), el exceso de riesgo, la transparencia de los mercados que han de ser controlados por organismos independientes. Todo esto no va contra la economía libre de mercado, sino todo lo contrario. La economía de libre mercado implica que el mercado esté bien regulado.

P. ¿A su juicio, ha actuado bien la Comisión Europea ante la crisis? ¿Dispone de instrumentos adecuados para ello?

R. No. No ha actuado con suficiente rigor ni ha ejercido la vigilancia que la situación requería. El Banco Central Europeo (BCE) se ha limitado a controlar la inflación y la masa monetaria en circulación. Pero el control de los mercados corresponde a los parlamentos nacionales, los gobiernos y los organismos reguladores estatales. Ahora hay que poner en marcha a escala europea un sistema de supervisión a nivel de la Unión Europea controlado y dirigido por el BCE. Consistiría en un mecanismo de coordinación fuerte de los reguladores nacionales, mediante una agencia, bajo el control del BCE. Y, además, otro organismo especial del mismo tipo, para la zona euro.

P. ¿Esto es lo que ahora defienden los liberales como usted y su grupo parlamentario europeo? Regulación.

R. No es una cosa únicamente de nuestro grupo. Sobre esto hay un consenso con otros grupos, incluido el socialista. El PP está en eso, y yo también. Pero los liberales no, porque tiene que saber que hay liberales que más bien parecen libertarios.

P. No coincidir con los liberales debe de ser un poco raro para usted ¿no?

R. Dentro del PPE soy de los que siempre son más favorables a las políticas más liberales, pero ya se sabe que los partidos grandes no son nunca uniformes y al final hay que hacer un coktail interno para tomar posición.

P. ¿Ve usted al Reino Unido pidiendo la entrada en el euro?

R. No veo al Partido Conservador británico haciendo esto. Quieren tener en su mano la palanca del tipo de cambio y del tipo de interés. No quieren que esto dependa de un BCE radicado en Frankfurt y presidido por un francés. Si David Cameron hiciera esto perdería el liderazgo del partido. Sería su suicidio político. Aunque la City y los empresarios sí lo quieren, es cierto.

P. Si a usted le dicen hace un par de años que el presidente Bush iba a nacionalizar bancos y empresas, ¿lo hubiera creído?

R. Veamos. El estado de necesidad puede obligar a cualquier cosa. Y a cosas que normalmente no haríamos. El estado de necesidad ha llevado al PP y al PSOE a un pacto en el País Vasco, por ejemplo. Ahora bien, ¿por qué el gobierno de Estados Unidos inyecta billones de dólares en el sistema financiero, compra activos de bancos y nacionaliza, en la práctica, empresas como General Motors? Pues porque el riesgo de un colapso económico que alcance al mundo entero, sistémico, es tan grande que lleva a hacer cosas que no querrías hacer.

P. Lo compara con el pacto de su partido con los socialistas vascos, pero ese era un escenario querido, preconizado por quien encabeza de cartel electoral, el señor Mayor Oreja.

R. Sí, lo intentó, aunque no lo logró. Al final se ha producido porque lo que estaba en juego era la propia existencia. El PP y el PSOE han pagado un precio en vidas, en el País Vasco, por sus posiciones.

P. Pero a este pacto se ha llegado cuando la actuación de ETA está en su nivel más bajo.

R. Es que en el País Vasco se ha llegado al estado de necesidad de que le hablo porque el programa del Partido Nacionalista Vasco (PNV), era como en sine conocido, la separación del País Vasco de España. Toda su política se orientaba a eso, caminaba hacia ese objetivo. Y, de seguir, hubiera llevado a un crisis de consecuencias imprevisibles. Y es ese estado de necesidad, lo que ha hecho que el PP y el PSE hayan decidido sacar de las manos de los nacionalistas el instrumento más poderoso de que disponían para su proyecto secesionista, que es el gobierno vasco y el presupuesto, el diario oficial y Euskal Telebista y la Ertzaintza.

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