ETA asesina a un empresario ocho años después
La banda tirotea a Ignacio Uria Mendizabal, consejero de la constructora Altuna y Uria que participa en las obras de la 'Y' vasca
La banda terrorista ETA ha vuelto a asesinar a un empresario ocho años después de la muerte del empresario José María Korta, próximo al PNV. El que fuera presidente de la patronal guipuzcoana Adegi fue asesinado por ETA el 8 de agosto de 2000. Durante ese año, la banda terrorista llevó a cabo una campaña de extorsión a empresarios vascos que contó además con dos bombas en zonas residenciales de Neguri, área empresarial de Vizcaya. Esta mañana, ETA ha matado de al menos dos tiros a Ignacio Uria Mendizabal, consejero de la constructora Altuna y Uria que participa en las obras de la línea de alta velocidad o Y vasca.
En los últimos meses la banda ha asumido la autoría de varios de los ataques contra las empresas constructoras de las obras perpetrados los pasados meses de junio, julio y agosto contra la empresa Amenabar en Hernani y Zarautz, y contra Fonorte y Acciona en Orio. También se sabe que la dirección de ETA había ordenado de forma explícita al comando Vizcaya, desarticulado por la Guardia Civil el pasado mes de julio, atentar contra empresas relacionadas con el Tren de Alta Velocidad.
Ya en 1993, la banda terrorista ordenó a sus comandos "atacar directamente" a los empresarios. Sin embargo, durante la tregua que fue de septiembre de 1998 a noviembre de 1999, ETA dejó fuera de sus objetivos a los empresarios, aunque mantuvo su campaña de extorsión. Nueve meses del fin de la tregua, la banda armada acabó con la vida de Korta.
Más de 40 empresarios asesinados
Con la muerte hoy de Ignacio Uría son 41 los empresarios asesinados por ETA desde 1976, cuando la banda secuestró y mató al director gerente de Sigma, Ángel Berazadi. Cuatro habían sido secuestrados previamente. Es el caso de Ángel Berazadi, que apareció muerto el 7 de abril de 1976 en la carretera de Elgoibar a Azkoitia (Guipúzcoa). Un año más tarde, en mayo de 1977, ETA secuestró a Javier Ibarra y Bergé, consejero del Banco de Vizcaya y de Babcock Wilcox, quien apareció muerto un mes después en el bosque de Monte Gorbea.
Otro secuestro que finalizó en muerte fue el de Alfredo Ramos Vázquez, propietario del bar Stadium de Baracaldo, cuyo cadáver fue encontrado en San Salvador (Guipúzcoa) el 23 de enero de 1980, horas después de ser secuestrado. El último de los empresarios secuestrados y asesinados por ETA fue Francisco Arín Urquiola, alto cargo de Construcciones Electromecánicas de Iruara, cuyo cadáver apareció en el maletero de su vehículo el 15 de diciembre de 1983.
Antes del asesinato de Korta en agosto de 2000, el último empresario víctima de ETA era Francisco Arratibel, que recibió un tiro en la cabeza en Tolosa (Guipúzcoa) el 11 de febrero de 1997, cuando se reincorporaba a la comparsa de carnaval que dirigía. Un año antes había sido asesinado el empresario Isidro Usabiaga Esnaola tras ser chantajeado durante tres años antes haber pagado 10 millones de pesetas recuperados luego por la Ertzaintza.
Altuna y Uria, una empresa amenazada por ETA desde 2007
La empresa Altuna y Uria, de la que era consejero el empresario Ignacio Uria Mendizabal, asesinado hoy por ETA, estaba amenazada por el entorno de la banda terrorista desde marzo 2007, cuando varios vehículos aparecieron con las ruedas pinchadas, pintadas y los tubos de escape tapados. Ese mismo mes, se hizo público un comunicado de la ilegalizada Segi en el que se amenazaba a la compañía bajo el lema "¡Altuna y Uria, no pasaréis por el Duranguesado!": "Que tengan claro los partidos PNV, EA e IU, responsables de ayuntamientos de la zona del Duranguesado, así como las empresas que trabajan en la construcción del TAV, que en la medida que son responsables de esta salvajismo, son punto de mira del enfado popular" y continuaba: "que sepan, pues, que ante esta situación no nos quedaremos con los brazos cruzados". Este documento fue incluido por el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, en sus autos de ilegalización del PCTV y ANV con el fin de demostrar la estrategia común con el grupo terrorista contra la Y vasca.
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