A bordo del Orient Express
El glamour sobre raíles todavía existe, pese a cultura low cost. Y esta compañía ha sabido hacerse un hueco en el mundo viajero. Su propietario, un americano amante de los trenes, empezó recuperando un viejo vagón original del Orient Express. Ahora gestiona una compañía inmensa con 50 hoteles de lujo por todo el mundo y trenes de época similares al Orient Express original repartidos por todo el mundo.Éste une Bankgkok con Singapur en tres días y sus correspondientes noches a través de toda la península malaya, con algunas paradas intermedias para visitar zonas de interés. La juega no es precisamente barata (1.680 ? por cabeza en cabina doble, el pasaje más barato), pero, ¡qué caramba! es una de esas experiencias que merece la pena vivir una vez en la vida.Además viajar en tren significa viajar a un ritmo sosegado que te permite apreciar el paisaje, deleitare con una converación o leer un libro mientras la selva desfila por tu ventana. Como me decía Evelin, la directora del tren, lo que ellos venden es tiempo: tiempo para relajarte, tiempo para leer, tiempo para mirar el paisaje. Tiempo, en definitiva, para saborear un viaje, algo tan en olvidado en estos tiempos de paquetes organizados y apresurados tipo ?si hoy es martes, esto es Bélgica?.Son las 5,30 de la tarde; el Easter & Oriental Express está estacionado en un andén de la estación de Bangkok, a punto de partir. Me instalo en mi cabina, muy pequeña por cierto (es de las económicas), tanto que he tenido que facturar la maleta y sacar antes de ella lo que vaya a necesitar estos tres días, aunque tiene una mesita de velador, un pequeño armario y (lo más importante) un cuarto de baño privado, con ducha; todo un lujo en un tren. El jefe de estación acaba de dar la salida al convoy. Estoy poniéndome la chaqueta y la corbata para la primera cena. Ya os contaré.
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