Carlos contra los rascacielos
El Príncipe de Gales vuelve a arremeter contra la arquitectura moderna que "afea" Londres
El príncipe Carlos de Inglaterra, cuyos gustos en arquitectura y otras materias califican algunos de desfasdos, ha vuelto a tomarla con aquellos arquitectos que en su opinión afean el horizonte londinense con edificios "high tech" cada vez más altos, agresivos y disparatados. El heredero del trono, que es además un latifundista apasionado por la agricultura biológica, aprovechó anoche su intervención en una conferencia de urbanistas y arquitectos tradicionalistas para cargar contra la erección de ese tipo de torres que hacen aparecer como enanos a monumentos históricos como la Torre de Londres o la catedral de San Pablo.
El príncipe de Gales precisó que no tenía nada en contra de que se levanten esos edificios en determinados barrios de la capital, como la antigua zona de los muelles del Támesis, en el este, donde podrían competir libremente en altura con los de Manhattan. Sin embargo, agregó, ese tipo de construcciones desfiguran la estética de los barrios históricos de ciudades como Londres, Edimburgo o Bath, que se distinguen por una armónica arquitectura georgiana, cada vez más amenazada por esos horrores.
Carlos de Inglaterra advirtió de que el plan del Gobierno de construir 3,25 millones de nuevos hogares de aquí al año 2016 aumentará la presión a favor de la construcción de edificios de apartamentos cada vez más altos y puso como ejemplo el caso de Berlín, cuyas autoridades han tenido que imponer restricciones últimamente a la altura de los edificios para evitar más abusos. La nueva diatriba del príncipe contra la arquitectura moderna ha recordado a muchos el discurso que pronunció en 1984 cuando calificó una proyectada ampliación de la National Gallery londinense, en plena plaza de Trafalgar, como un "monstruoso forúnculo" y dijo que parecía "un parque de bomberos".
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