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Reportaje:

"Entrad vosotros, mamones"

El jefe de los GEO dice que fueron los terroristas quienes incitaron a los agentes a entrar en el piso de Leganes poco antes de la explosión

El jefe de los GEO que participó en el cerco al piso de Leganés donde el 3 de abril de 2004 se suicidaron siete presuntos autores materiales de la matanza del 11-M, ha afirmado hoy tajantemente, ante el tribunal que juzga los atentados, que los agentes de esta unidad especial "nunca decidimos entrar". "Entrar nunca", ha asegurado. Este agente ha relatado esta tarde con todo lujo de detalles la secuencia de los hechos que culminaron en la tremenda explosión que echó abajo el edificio del número 40 de la calle Carmen Martín Gaite.

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Este jefe de los GEO ha explicado que llegaron al lugar en dos grupos, el primero compuesto por 10 agentes, que se personó a las siete de la tarde, y el segundo, en el que iba él junto con otros cuatro agentes, llegó veinte minutos más tarde. En ese momento, uno de sus jefes, el subdirector general Operativo de la Dirección General de la Policía, Pedro Díaz- Pintado, les contó que se trataba de un piso en el que, al parecer, había de tres a cinco terroristas, con los explosivos que les habían sobrado de los atentados y que los iban "a usar", según se desprendía de una llamada interceptada.

Ha explicado que Díaz-Pintado, el que fuera número dos de la Policía y máximo responsable de los operativos policiales, les dijo que ya era cosa de ellos (de los GEO) y, ante esa orden, fue él quien tuvo que decidir que intervendrían con gases lacrimógenos. Esto les llevó a valorar la situación, con la "suerte" de que apareció en el lugar un agente de la policía que vivía "pared con pared" a la vivienda en la que estaban atrincherados los terroristas.

Desde la vivienda del agente, oyeron cómo los presuntos terroristas cantaban y barajaron la idea de abordarlos "por sorpresa" a través de la pared, pero la desecharon porque tenían explosivos. Entonces, el jefe de los GEO ha relatado que decidieron actuar con gases lacrimógenos porque era la "menos mala" de las opciones, ya que, además, "se les quería con vida" y así se les obligaba a salir.

"Entrad, mamones"

15 agentes se desplegaron en el pasillo y el rellano del inmueble y "volaron" la puerta del piso, a lo que los terroristas respondieron con disparos.Luego les dijeron que estaban rodeados y que salieran "que no les iba a pasar nada", a lo que los presuntos terroristas contestaron con un "entrad vosotros mamones". Hablando en castellano, los terroristas les dijeron que si querían les enviaban "un emisario", a lo que los GEO respondieron que desnudo y con las manos en alto.

Posteriormente, a los GEO sólo les dio tiempo a lanzar los gases lacrimógenos, y acto seguido, se produjo la explosión que provocó que se viniera abajo la vivienda, causando la muerte del subinspector GEO Francisco Javier Torronteras. En total se produjeron dos explosiones: la de voladura de la puerta de la vivienda por parte de los GEO y tres minutos después la realizada desde dentro.

Bouchar "corría mucho"

Poco antes le ha tocado el turno a otro policía, este de la Unidad Central de la Información Exterior (UCIE), que también participó en el cerco de Leganés y que ha identificado a Abdelmajid Bouchar como la persona que huyó precipitadamente de la vivienda antes de que ésta saltara por los aires. Este testigo ha explicado que Bouchar, otro de los supuestos autores materiales de los atentados, salió a tirar la basura y al ver a los agentes de paisano cerca del portal "se puso nervioso" y en lugar de regresar a la vivienda comenzó a "correr mucho". Bouchar fue detenido el 17 de julio del 2005 en Sarajevo, pasando a prisión provisional desde septiembre de este mismo año.

El miembro de la UCIE que participó en la persecución a la carrera ha relatado que por lo menos seis funcionarios policiales de su unidad se desplazaron inicialmente a Leganés tras comprobar que en esta zona estaban "activas" varias tarjetas telefónicas de personas sospechosas de estar relacionadas con los atentados del 11-M. Su intención inicial era ver si había "implicados utilizándolas".

Una vez que las unidades localizaron la calle donde estaba situada la vivienda sospechosa, los agentes se distribuyeron a lo largo de la avenida contigua. Poco tiempo después, ha explicado el agente, apareció "un chico que llamó la atención" de los policías y que se disponía a tirar una bolsa de basura. Le ha descrito como un hombre joven de constitución "atlética".

Una vez que los agentes comenzaron a seguirle, vio que el acusado empezaba a ponerse "nervioso" y echaba a correr. A pesar de que los policías iniciaron su persecución le perdieron de vista cuando alcanzó las vías del tren, cercanas a la vivienda. A preguntas de las defensas el testigo ha reconocido que Bouchar "corría mucho". Al regresar al edificio, el policía procedió a recoger la bolsa que Bouchar había depositado sobre un contenedor cercano.

Tras depositar la basura en el maletero del coche policial, el agente escuchó cinco o seis detonaciones encima de su cabeza que se repitieron en dos ráfagas. Enseguida los agentes tomaron posiciones, optando el testigo por "parapetarse" en una esquina. Alrededor de las 16.30 horas o 17.00 horas, empezaron a escuchar cánticos en un idioma que supuso árabe. "La verdad que no entendía nada, no sé si cantaban por alegría o por sufrimiento", ha relatado el agente.

"Deje de mirarme"

La declaración del testigo policial ha tenido su momento de tensión cuando el agente ha interrumpido abruptamente su relato y, mirando hacia la pecera de los acusados, ha espetado: "Por favor, si deja de mirarme se lo agradecería". Sus palabras iban dirigidas al considerado autor intelectual de los atentados, Rabei Osman El Sayed, alias Mohamed El Egipcio, que para seguir la declaración se ha inclinado en dirección al policía dentro del habitáculo. Ante el abrupto cambio de tono en su voz, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ha recordado al policía que los acusados tienen derecho a ver a los testigos a pesar de la protección que impide que su imagen se difunda fuera de la sala. "Me está incordiando, me pone nervioso", ha insistido el uniformado que ha solicitado a continuación "alguna otra manera" para seguir con su testimonio. "Ellos tienen derecho a mirarle, no hay otra opción, si le molesta gírese hacia aquí", le respondió Gómez Bermúdez. La declaración continuó normalmente y el acusado dejó de mirar al testigo.

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