Los familiares de 21 muertos en el accidente del Yak mal identificadas reciben sus restos
Los allegados de los fallecidos celebran un funeral privado en el cementerio de la Almudena
Un año, ocho meses y un día después del accidente de Trebisonda (Turquía), los familiares han recogido hoy en Madrid los verdaderos restos de 21 de los 62 militares muertos en el siniestro del Yak-42 que fueron mal identificados y exhumados. En total, 30 cadáveres fueron entregados en su día erróneamente, pero nueve de ellos fueron incinerados. Además, las familias han celebrado en su honor un funeral íntimo, breve y discreto en el cementerio de la Almudena.
Más de un centenar de familiares y amigos han asistido al funeral. Al funeral, que se ha celebrado a las 9 horas de la mañana y con cinco grados bajo cero de temperatura, ha asistido una representación del Ministerio de Defensa, encabezada por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general Félix Sanz Roldán, y dos directores del Gabinete del ministro. La misa funeral, que ha durado unos 20 minutos, ha sido oficiada, de forma sencilla y breve, a petición de las familias, por el capellán del Ministerio de Defensa, coronel capitán Lorenzo Aparicio. La lectura de un pasaje del salmo de los Justos ha corrido a cargo de Curra Ripollés, familiar de uno de los militares muertos y portavoz de la Asociación de Familias de Víctimas del Yak, que agrupa a más de 40 de los 62 militares fallecidos.
El funeral ha servido para rendir homenaje y la última despedida no sólo a los 21 cadáveres mal identificados (en total fueron 30 pero nueve de ellos fueron incinerados), sino a los 62 militares fallecidos en Turquía el 26 de mayo de 2003, cuando volvían de una misión en Afganistán. El momento más emotivo se ha producido al finalizar el funeral, cuando las familias se han hecho cargo de los restos auténticos de sus parientes y han partido con los féretros hacia sus localidades de origen para darles sepultura. Algunos de ellos han depositado, entre lamentos y visiblemente emocionados, flores y banderas españolas sobre los féretros ya cargados en los coches fúnebres.
El ministro "se lavó las manos"
Después, han partido con los féretros hacia sus localidades de origen para darles sepultura. De los 21 cadáveres entregados por orden de la Audiencia Nacional, 19 han sido trasladados desde el cementerio madrileño y, de ellos, seis han sido conducidos a Valencia, cuatro se han quedado en el crematorio de la Almudena para su incineración, otros dos han sido trasladados a otros cementerios madrileños y otros dos a Burgos. El resto de los cadáveres han sido trasladados para ser enterrados en Albacete, Pozohondo (Albacete), Lalín (Pontevedra) Aljezares (Murcia) y Moraleja (Cáceres).
Además, dos familias de Ávila y La Rioja que no han podido recoger los restos de sus seres queridos porque las condiciones meteorológicas les han impedido llegar a Madrid. La batalla legal de los familiares comenzó el 31 de octubre de 2003 cuando la Asociación de Familias de las Víctimas presentó una denuncia en la Audiencia Nacional para esclarecer las circunstancias del accidente. Este proceso de exhumaciones, ordenado por la Audiencia Nacional, comenzó el pasado día 22 en el cementerio de Lalín (Pontevedra) y finalizó el 30 de noviembre. La pasada semana, la jueza de la Audiencia Nacional encargada del caso, Teresa Palacios, ordenó la entrega material de los cuerpos después de recibir el informe de los forenses con su identificación correcta.
Para los familiares, hoy empieza "el verdadero luto" y se pone punto y final al doloroso proceso de identificación. Según fuentes de la Asociación de Víctimas, "todas las familias están de acuerdo en la necesidad de que se determinen los responsables políticos y militares del caso Yak" y han afirmado que seguirán luchando para que no queden impunes. Los familiares han asegurado que "hubo un ministro [el entonces titular de Defensa, Federico Trillo-Figueroa] que se lavó las manos" y lanzaron un mensaje destinado al ex presidente del Gobierno José María Aznar: "Ahora nuestros muertos podrán descansar en paz".
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