La policía sospecha que un preso de permiso cometió el doble crimen de L'Hospitalet
El sospechoso cumplía condena en la cárcel de Can Brians por un delito similar
El asesino que acabó con la vida de dos policías nacionales en prácticas en la localidad barcelonesa de L'Hospitalet de Llobregat perdió un papel anotado durante el tiempo que pasó en la vivienda, presuntamente torturando y violando a una de las mujeres. En ese pedazo de papel, al parecer una factura, había apuntado un número de teléfono móvil, que según la policía pertenece al principal sospechoso del crimen, Pedro Giménez García, un hombre de 35 años y vecino de un pueblo cercano, que cumplía condena en la cárcel de Can Brians (en Sant Esteve Sesrovires); estaba de permiso carcelario y debería haber regresado hoy, pero no lo ha hecho.
Aurora Rodríguez García, de 23 años, y Silvia Nogaledo García, de 28, eran agentes de la Policía Nacional en prácticas, naturales de dos pequeños pueblos de León —Toral de los Guzmanes y Noceda del Bierzo, respectivamente—, y compañeras de piso en el número 48 de la Rambla de La Marina de L'Hospitalet. Los bomberos las encontraron muertas ayer, al parecer acuchilladas, al acudir por el aviso de los vecinos de que la vivienda estaba en llamas.
Los dos cadáveres se encontraban en dos habitaciones diferentes, en medio de grandes charcos de sangre con signos de ensañamiento. Cuando llegaron los bomberos ya habían sido alcanzados por el fuego, que al parecer fue intencionado. Uno de los cuerpos tenía muestras de violencia sexual, y ambos tenían signos de tortura. Al parecer, el asesino —o asesinos, puesto que no está descartado que fueran más de uno— trató de borrar las huellas de su crimen prendiendo fuego a la vivienda, pero no abrió las ventanas y el fuego se fue apagando poco a poco.
Respecto al móvil del crimen, la policía baraja la hipótesis de que el individuo mantuviera una relación con una de las víctimas, en concreto con Nogaledo García; quizá estuviera agrediéndola y torturándola —uno de los cadáveres se encontró atado a la cama— cuando llegó a la vivienda su compañera de piso, Rodríguez García, que trabajaba en el turno de noche y precisamente ayer cumplía años; salió de trabajar a las ocho de la mañana, y quizá sorprendió al delincuente al llegar a casa.
El principal sospechoso al que busca la policía es un vecino de la localidad barcelonesa de El Prat de Llobregat, cercana al lugar de los hechos. Suyo es el teléfono móvil anotado en el papel. Cumplía condena por un delito semejante a éste —aunque la víctima logró sobrevivir— en la cárcel modelo y estaba de permiso, pero hoy debía volver a la prisión a las seis de la tarde y no lo ha hecho.
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