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LA MATANZA DEL 11-M | La investigación

El juez descarta que los confidentes detenidos informaran a la policía antes del 11-M

Del Olmo recoge que Zouhier dijo a la Guardia Civil a principios de 2003 que Trashorras y Toro le ofrecieron sustancias explosivas

El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo afirma en un auto conocido esta tarde que la investigación de los atentados del 11-M "en modo alguno" puede verse afectada por "la condición supuesta o no" de confidentes de la Policía de los detenidos Rafa Zouhier y José Emilio Suárez Trashorras, ya que no transmitieron ningún dato a las Fuerzas de Seguridad sobre la preparación de la acción terrorista.

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El auto levanta parcialmente el secreto del sumario únicamente en lo referido a la propia resolución dictada hoy, donde, a lo largo de 21 folios, se hace un repaso pormenorizado de parte de la investigación policial desarrollada a partir de los atentados del 11 de marzo, así como una descripción de la hora exacta de las acciones y el lugar donde se produjeron. Del Olmo fundamenta esta decisión en "la exigencia de ir favoreciendo el conocimiento del objeto de la instrucción judicial por parte de quien se ve directamente afectado" y para que esta última resolución pueda ser conocida por las partes, ya que es susceptible de ser recurrida.

En referencia a los dos confidentes, el juez señala: "En atención a lo que consta en las actuaciones, en modo alguno transmitieron dato alguno sobre los preparativos, intenciones o actuaciones que podrían estar realizando sus 'conocidos' para la perpetración de acción alguna de carácter terrorista". Sin embargo, el juez recoge que Rafa Zouhier informó a la Guardia Civil a principios de 2003 que los asturianos José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro le ofrecieron sustancias explosivas y detonadores, de los que llegó a obtener una muestra que entregó al agente de la Benemérita del que era confidente.

'El Chino', "un pibe radical"

Sobre la relación entre Suárez Trashorras con un policía de Avilés como confidente, el juez destaca que en ningún momento antes del 11 de marzo de este año le transmitió ningún dato relativo a preparativos de los atentados. El ex minero explicó en el Juzgado que nunca dijo al policía que "los moritos", como él los identificaba, se interesaban por sustancias explosivas o detonadores, aunque le dijo que se dedicaban al tráfico de drogas en la zona cantábrica.

Otro dato que avala que los confidentes nunca alertaron a la Guardia Civil antes del 11-M lo evidencia la conversación telefónica grabada entre Rafael Zouhier y su contacto en la Benemérita, una conversación recogida el 17 de marzo, seis días después del atentado. En la conversación, le expone sus sospechas de que Jamal Ahmidan, alias El Chino (uno de los siete terroristas muertos en el piso de Leganés), estaba implicado en los atentados de Madrid.

El delincuente reconoce, en tono asustado, que es la primera vez que le habla de él y deja entrever que puede tener relación con el atentado de Madrid. "Aquí puede haber cacho", le dice a la Guardia Civil, porque está muy interesado en lo de los teléfonos y detonadores. El confidente cree tener localizado al Chino y advierte al investigador de que debe de tener cuidado porque "es un pibe muy raro y muy radical".

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